No son ilegales, no son antisistema y lo escriben en muchas de las más creativas pancartas: "No somos antisistema, el sistema es antinosotros" y , efectivamente : no saben que hacer para prohibirlos.
Se trata de un Movimiento cívico, pacífico y democrático que asusta a unos, desconcierta a otros y pone en cuestión no pocas cosas de este sistema que es capaz de soportar, por ejemplo,cinco millones de parados (con un 43% de paro juvenil).
No han buscado la primera página del Washington Post pero, sorprendentemente, la han conseguido.
Se trata de un boicot a casi todo que exige una regeneración de la democracia, son , una vez más, los que lo quieren todo y lo quieren ahora.
No son salvas, no son fuegos artificiales, es una andanada en la línea de flotación de un sistema que desean otro y para todos.
No son ilegales, están el la Puerta del Sol y en otras muchas plazas de este país, profundamente indignados y seriamente decididos a permanecer en esos lugares diga lo que diga la Junta Electoral Central. Veremos cómo torea el Gobierno este morlaco...y lo veremos no más tarde de mañana.
Acabo de llegar de Sol donde he disfrutado de las apreturas de una auténtico baño de multitud. Miguel, un cubano residente en EEUU y recién llegado a Madrid, me pregunta qué partido político ha convocado esta manifestación. No sé si acaba de creerme cuando le digo que ninguno, pese a que dos jóvenes indignados junto a nosotros, corroboran mis palabras. Esto sería impensable en mi país, continúa Miguel, tampoco sería posible en EEUU.¡Qué país maravilloso tienen ustedes!, tienen que estar orgullosos de su páis,¿no es sierto?
Los dos jóvenes indignados y yo nos miramos con cierta perplejidad. Lo que estamos es cabreados y sea como sea este país ha quedado claro que no se merece a esta clase política, cínica, hipócrita y corrupta.
Luego, en un aparte, le tranquilizo diciéndole que no toda la clase política está corrupta pero esta vez los dos jóvenes indignadosa no corroboran mis palabras.
Mi amiga Teresa "Telas" me aborda entre la multitud y tras un abrazo apretado, aunque no hay sitio ni para abrazarse, me presenta a su amigo Reinaldo, otro cubano asombrado de lo que está viendo y oyendo en este Madrid para él desconocido. Nunca había visto una cosa igual, se explica Reinaldo, y con una broma no del todo oportuna le comento que esto no sería posible en el Malecón de La Habana, Cuba. Me dice que, claro, que no. Pero me temo que se trata de un funcionario...
Y a nuestro alrededor, se grita ,se jalea, se canta, se sopla el sibato mientras un anciano con megáfono recita "Vientos del Pueblo" lo que resulta muy adecuado en este lugar y a esta hora.
Mañana pienso volver, porque esto no se ha acabado.