Cuenta la leyenda que cierta noche en Sevilla, la luna brillaba con todo su esplendor. Era tal la luz que un niño, que no podía dormir, asomándose a la ventana, se dispuso a hablar con el viejo sauce llorón. Este árbol llevaba años en el mismo lugar, había visto y oído historias hasta la saciedad. Pero de un tiempo a esta parte, sus largas ramas de hojas pendían tristes arrulladas por la brisa sevillana. Su tristeza se debía a que escuchaba los lloros de los niños cuando perdían sus chupetes. No había nada en el mundo que los calmara. El niño le contó una idea que había escuchado en las noticias. En Suecia, los niños colgaban sus chupetes en un gran árbol de la ciudad, demostrando su paso hacia la madurez. ¿Y si el niño colgaba los chupetes perdidos en el sauce para que los niños encontraran consuelo?
Así hicieron.
Si entráis en este enlace, veréis el inicio de toda esta historia. Y aquí, el enlace de fb donde, entre otras, Carmen de La gallina pintadita, Marga de Petit foto, están recogiendo datos para crear un árbol de los chupetes sevillano, un lugar donde los niños quieran dejar su chupete y dar paso a una nueva etapa. Quiero agradecer a Solomillito su particular interés en ofrecer las 3 palabras de este reto dominical.