Me quiero unir a la genial iniciativa que ha tenido Marta, de Diario de algo especial, donde podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación, o como es el primer caso de mi primer microcuento aprovechar y recrear una situación real que hemos vivido. Para todo el que le guste la idea decir que se hará todos los domingos.
Por otro lado tengo que resaltar lo que me ha costado acortar palabras, me lié a escribir y después ya ni sabía qué hacer con tanto texto para dejar la esencia de lo que quería reflejar, pero lo he consigo, ¡150 justitas! jiji
El microrelato está basado en algo real que hemos vivido, que atormentaba a mi hijo y me atormentaba a mí cada vez que sucedía, y cómo logramos solucionarlo casi sin quererlo o buscarlo. A día de hoy esos feos sueños han salido de la cabeza de mi pequeño y tiene noches más felices
El bien que nos regala un animal.
Para Bru las noches eran idénticas. Compartía con su familia durante la cena, televisión, juegos y cama.
Pero algunas noches eran eternas. Su casa se derrumbaba, y Bru sentía miedo. Acudía corriendo con mamá para calmarse en sus brazos, con ese balanceo que a mamá le recordaba a una mecedora de su infancia. Así terminaban sus pesadillas.
Un día la mamá de Bru pensó tener una mascota, otro amigo de juegos y una pequeña responsabilidad familiar, así, días después un lindo gatito llegó. La familia creció, y los pequeños de la casa también crecieron, ya que había otro ser más pequeño dependiente. Lo que mamá no imaginaba era la seguridad que ese animal regalaría a Bru.
Nuevamente oscurecía, y después de compartir volvíamos a nuestros sueños. La casa de Bru se seguía derrumbando, pero no salía corriendo. A sus pies su amigo le hacía ver que todo fue otra pesadilla.