Erase una vez un hombre malo que metía a los niños en un saco. Eran niños que no conseguían dormirse en la cama, y lloraban. Así, el hombre del saco, los escuchaba y se los llevaba a su casa hasta el día siguiente. Hasta que un día, una niña que no podía dormir, y que terminó dentro del saco, le dijo que eso no se hacía, porque asustaba más a los niños.
-“¿Y qué solución me das?” -“Puedes mecer a los niños en el saco mientras les cantas.
Dicho y hecho, a la noche siguiente, los niños dormían todos plácidamente, tras escuchar la canción y ser mecidos.