Se sentó en el suelo del cuarto y le dio una vuelta a su globo terráqueo. En la clase de geografía les habían enseñado los países de Europa. Pero él miraba más allá del océano. ¿Cómo podía un planeta albergar tantas ciudades tan separadas entre sí, pero con la misma ilusión en esa noche tan especial?
Tenía un sueño, que no era otro que conocer todas las ciudades que pudiera, sus costumbres, sus gentes. Y con todo lo que pudiera reunir escribir un libro. Un libro acerca de cómo la gente vive la noche de reyes. La noche en la que la ilusión difumina cualquier mal pensamiento, en la que todas las personas, niños y adultos viven la inocencia del deseo, en la que los mayores retroceden varios años para vivir el delirio de la infancia.
Desde España hasta Colombia, desde la Antártida hasta el Sáhara, feliz noche de reyes.
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