Todos fueron llegando aquella tarde.
La ranita aplaudía cada vez que alguno de los invitados llegaba. Tenía puesto un vestido de princesa, y les daba a los invitados un papel en forma de corazón. La pequeña rana se lo estaba pasando muy bien. Venció la timidez y a todos les decía que eran dos los años que cumplía. Cuando llegó el momento de soplar las velas, su hermana la ayudó, y la vio. Una fabulosa moto con casco para ir a visitar a sus amigos.