Lo que sí permaneció inamovible, a pesar del miedo que entrañaban las cancelaciones de varios shows en la parte inicial del tour, fue el concierto de los padres del house Depeche Mode en Madrid el lunes 16 de noviembre de 2009. Mis dudas tenía, ya que esta banda, la cual siempre había sido sinónimo de fiabilidad en sus giras, en este “Tour Of The Universe” estaban acumulando de golpe todas las desgracias, fatalidades y decepciones que suponen las cancelaciones de conciertos, siendo algunas con poquísimas horas de antelación.
De hecho, ni siquiera nuestro país se libró de dichos sucesos, ya que nuestros amigos de Sevilla se quedaron sin su show, debido a problemas musculares de David Gahan, al cual parece haberle mirado un tuerto este año, entre sus problemas intestinales (tumores incluidos por lo visto) y estos achaques de la edad, que parecen ser las deudas atrasadas de los excesos de etapas de su vida como las de los días de “Songs Of Faith And Devotion”; curiosamente en aquel vasto tour, no se suspendió ningún show que ahora recuerde. Es chocante, que ahora que Dave lleva una vida más relajada, empiece a sufrir tantos problemas de salud, sin haber cumplido aún los 50.
Dejando de lado estas premisas previas sobre el devenir hasta la fecha del tour mundial del trío de Basildon, pasemos al análisis del show y la experiencia personal que me supuso el mismo. Siempre en los conciertos, y al tratarse esto de un blog, intento personalizar la experiencia para que ustedes puedan recrear lo mejor posible lo que fue el concierto. El día en que escriba estas revisiones en alguna revista, estas consideraciones y vivencias personales, ya estarán fuera de lugar.
Quizás me repita, pero con la experiencia ya relatada en varios artículos sobre el concierto de Interpol, mi intención era conseguir una 6-7ª fila, para estar protegido de gorilones de seguridad impertinentes y más protectores de los derechos de imagen que un detective de la SGAE. Mi propósito, también era conseguir una sensación global más real del show, contemplando el mismo con una perspectiva menos forzada que la que supone estar apoyado en la valla de 1ª fila. Lo conseguí sin ningún problema al llegar a las inmediaciones del recinto a las 17h.
Una vez ya dentro, las apreturas y el agobio no llegó a los mayores extremos que hayamos podido vivir en otros shows, sin tampoco estar demasiado amplios. Conseguimos efectivamente una 7ª fila, situados esta vez a la margen amplia de la pasarela. Se atisbaba una enorme bola suspendida del cielo del escenario y una gran pantalla, sobre la que intuíamos acertadas proyecciones.
Los teloneros fueron Soulsavers. De actitud bastante hierática por parte de su cantante, en ciertas partes me recordaron a los Simple Minds más actuales, aquellos derivados del “Black & White 050505” que ya hemos revisado en el blog. Se acompañaron en algún momento de 2 coristas y dentro de los 40 minutos aproximadamente que estuvieron en el escenario, hubo lugar para alguna canción que no sonó del todo mal. Aceptable aperitivo para el plato fuerte de la noche. A continuación les dejo la mejor foto que les pude sacar a estos muchachos, ya que la iluminación tan tenue de la que se hicieron valer, no dio lugar para mayores alardes.