Un total de 1,65 millones de niños, niñas y adolescentes trabajan en Perú, lo que representa un 23,4% de la población infantil de ese país. Más de la mitad de los niños trabajadores se concentra en zonas rurales y un 33,9% de los que trabajan entre 14 y 17 años lo hace en trabajos peligrosos. En las ciudades, los menores trabajan en negocios familiares, lavando coches o lustrando zapatos.
“Es importante anotar que la problemática del trabajo infantil en nuestro país se sitúa en un contexto marcado por el crecimiento económico”, reconoce el documento que ha presentado el Ministerio de Trabajo de Perú con el fin de adoptar nuevas estrategias contra el trabajo infantil. Señala, además, otro déficit: el empleo informal afecta a más del 50,0% de la población (adulta) ocupada.
En Puno, donde trabaja Global Humanitaria, las estrategias anteriores para prevenir y erradicar el trabajo infantil no han arrojado resultados positivos sino al contrario, “la situación se agrava considerablemente”. Por eso, en este nuevo desafío para el periodo 2012-2021 se considera fundamental la participación de 22 comités regionales creados como espacios descentralizados de gestión e implementación de la política pública en esta materia.
“Las contribuciones teóricas conciben al trabajo infantil como una variable que retroalimenta la pobreza, ya que contribuye a perpetuarla entre generaciones a través del impacto negativo que el trabajo infantil tiene sobre la acumulación de capital humano”, apuntan. Y añaden que el trabajo infantil entra en conflicto con la asistencia escolar, con la salud y nutrición de los niños y afecta el derecho a la recreación.
Esta Estrategia del Estado es definida como un “conjunto de acciones coordinadas y sinérgicas que desarrollarán las entidades del sector público y diversos actores del sector privado” con el objetivo de prevenir y erradicar el trabajo infantil y la explotación infantil y adolescente. Pero advierten de que sin el apoyo de toda la sociedad esto no será viable: “Si la sociedad es permisiva entonces se generan condiciones para la reproducción del fenómeno”.
Perú se ha acogido a la cláusula de flexibilidad del Convenio Organización Internacional del Trabajo número 138 para países en desarrollo y ha declarado una edad mínima general de 14 años, y una edad de 12 años para admisión a trabajos ligeros. Sin embargo, Perú descarta esta última admisión, dado que la nueva Estrategia para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil “definirá sus metas en función de la edad mínima genérica de 14 años y de las edades mínimas específicas por encima de los 14 años”.
Imagen: Juan Díaz / Global Humanitaria