173.- “La lucha de clases sigue existiendo, pero la mía va ganando” (W. Buffet)

Publicado el 08 abril 2012 por Javiersoriaj

No son pocas las personas que niegan que haya lucha de clases. Sin embargo, la realidad se obstina en mostrar que estamos inmersos en una, de incalculables consecuencias, precisamente porque una de las clases, la de abajo, parece haber renunciado a la lucha, quizá porque se ha perdido la conciencia de pertenencia a esas clases en un intento de formar parte de las “clases medias”.
Podemos, sin embargo, cuestionar esta visión, incluso desde las clases altas, donde, de vez en cuando, alguno de sus miembros dice las cosas con claridad.
El 14 de agosto de 2011, Warren Buffet escribió un artículo en The New York Times, titulado “Stop Coddling the Super-Rich” (“Dejad de mimar a los superricos“), donde decía cosas como que “mis amigos y yo hemos sido mimados durante mucho tiempo por un Congreso amigo de los multimillonarios. Es el momento de que nuestro gobierno se ponga serio sobre el sacrificio compartido“. No está mal para alguien que factura anualmente cerca de siete millones de dólares (unos 4,8 millones de euros) [http://www.nytimes.com/2011/08/15/opinion/stop-coddling-the-super-rich.html].

Comenzaba el artículo diciendo que “our leaders have asked for ‘shared sacrifice’” (nuestros líderes nos han pedido un ‘sacrificio compartido’), y lo terminaba afirmando que “my friends and I have been coddled long enough by a billionaire-friendly Congress. It’s time for our government to get serious about shared sacrifice” (mis amigos y yo hemos sido mimados por un Congreso favorecedor de los multimillonarios. Es hora de que comience a tomarse en serio el sacrificio compartido).

Las palabras de Buffet suenan como si se hubiesen escrito para nuestro país en estos días, donde las reformas del Gobierno (o más bien contrarreformas basadas en el recorte de servicios sociales, mientras se sigue financiando y protegiendo a los multimillonarios) son aceptadas por buena parte de la población, ya que “no hay otra solución”, o porque “yo no soy de los de abajo”. Y así, la enorme mayoría no entra en la lucha porque es absurdo luchar cuando no hay lucha de clases y todo tiene que ver con decisiones puramente “económicas”.

Obviamente, debemos tratar de cambiar esta percepción y tratar de mostrar que sigue habiendo lucha de clases, aunque una de ellas la haya abandonado. Veamos como lo cuenta Vicenç Navarro en un artículo donde analizaba lo escrito por Buffet, titulado “¿Existe lucha de clases?“. Aquí, el profesor Navarro calificaba a Buffet como una persona que “se caracteriza por ser inteligente, por conocer muy bien la realidad que le rodea y por hablar muy claro, frecuentemente en contra de la clase social a la que pertenece” [http://blogs.publico.es/dominiopublico/4024/%C2%BFexiste-lucha-de-clases/].

¿Quién es Warren Buffet? Pues ni más ni menos que uno de los ricos entre los ricos de Estados Unidos, frecuentemente considerado como un “traidor a su clase”, ya que es capaz de criticar la propia esencia del sistema que le ha permitido llegar a donde está. Decía V. Navarro que “entre sus declaraciones, la más citada por los no ricos es aquella en la que indicó que, en contra de aquellos que creen que ya no hay clases sociales en EEUU (y que, por lo tanto, asumen que el concepto de lucha de clases es anticuado e irrelevante), la realidad que él conoce es que sí que hay clases sociales y que también existe una lucha entre ellas en la que su clase –los superricos– gana cada día a costa de los intereses de la mayoría de la población, que consigue sus rentas a partir del trabajo en lugar del capital“. O, en otras palabras, como decía el propio Buffet. “la lucha de clases sigue existiendo, pero la mía va ganando“.

Si vemos este artículo, podremos ver que un inversor financiero como Buffet paga proporcionalmente menos impuestos que los empleados de su compañía. En sus propias palabras, “pero lo que pagué fue sólo un 17,4% de mis ingresos gravables, y ese es un porcentaje realmente más bajo del que pagó cualquiera de las otras 20 personas en nuestro despacho. Su carga fiscal varió del 33% al 41% y de media fue del 36%“. En cifras, suponía que pagó este año en impuestos 6.938.744 dólares, lo cual, señala, es una cifra más que respetable, una cifra que “suena a mucho dinero“, pero que, en realidad, “no es justo“.

Decía el diario Público: “Buffett considera que subir los impuestos a los ricos no desalentaría la inversión: ‘he trabajado con inversiones durante 60 años y aún no he visto – ni siquiera cuando las tasas de ganancias de capital eran del 39,9% en 1976-77 – que se aparten de la inversión por un incremento fiscal sobre sus potenciales ganancias‘”. Concluía que “la gente invierte para hacer dinero, y los impuestos nunca les han asustado” [http://www.publico.es/internacional/391540/dejad-de-mimar-a-los-super-ricos].

¿Y entonces, por qué el sistema es así? ¿Por qué se beneficia a quienes no lo necesitan a costa de la miseria del resto? Vicenç Navarro lo explica con claridad meridiana: “En realidad, las políticas fiscales que definen quién paga impuestos y en qué cantidad no vienen definidas por factores económicos, sino por factores políticos, lo cual quiere decir por el poder e influencia que distintos colectivos de personas tienen en nuestras sociedades sobre las instituciones políticas (y mediáticas). Y de estos colectivos, los ricos y superricos (lo que solía llamarse la clase capitalista o burguesa, términos hoy abandonados por considerárseles anticuados) son los más influyentes. El hecho de que no se hable de clases sociales y lucha de clases en España se debe precisamente a su enorme poder sobre las instituciones políticas y mediáticas. Como consecuencia, la versión convencional de la estructura social de nuestros países afirma que las clases sociales básicamente han desaparecido, puesto que la mayoría de ciudadanos pertenece a la clase media, aceptando que por encima están los ricos –la clase alta– y por debajo los pobres –la clase baja–. Por lo demás, hablar de clase capitalista o burguesía, pequeña burguesía, clase media y clase trabajadora (la mayoría de la población) se considera ser muy anticuado. Las ciencias sociales, sin embargo, son ciencias. Y la clase social es una categoría científica. Y en ciencia no debe confundirse antiguo con anticuado. La ley de la gravedad es muy antigua, pero no es anticuada. Si lo duda, salte de un cuarto piso y lo verá. Y esto es lo que está ocurriendo a gran parte de las izquierdas gobernantes. Están saltando del cuarto piso y están cayendo en picado“.

Y el problema es que si los gobiernos saltan del cuarto piso, ni siquiera se rompen un hueso, ya que caen encima de los de abajo, que sufren las consecuencias. ¿A qué esperamos para exigirles lo que, incluso los de arriba del arriba, son capaces de reconocer? ¿Tan ciegos estamos que no vemos lo que ven los que obtienen los beneficios de nuestro malestar?

¿Seguimos pensando que no hay lucha de clases?