Salió del despacho un momento para ir al baño, no tenía mucha hambre así que decidió no ir a comer, pero antes de marcharse dio una vuelta sobre sus talones y cogió su bolso, no podía poner en peligro sus pertenencias.
Justo en el momento en que Ginger se ausentó del despacho Jeff aprovechó para colarse, sabía que esa chica le escondía algo y tenía que estar ahí dentro.
- ¡Mierda!
Se había llevado el bolso y no podría rastrearlo en ese momento, de repente el tintineo odioso de aquellos ordenadores al llegar un mensaje le asustó. Miró la pantalla y se fijó en el nombre del destinatario Ginger Burdock, se dijo a si mismo que no debía trastear los correos de otros pero le mataba la curiosidad y lo abrió :
“Hola Ginger, no puedo revelarte quien soy pero debes confiar en mí. Necesito que estés a las ocho y media en el aparcamiento del aeropuerto en la terminal 1. No me falles, es por ti y por Lav pero que ella no vaya, la pondría en peligro”
Jeff guardó los datos en su memoria lo más rápido posible “ocho y media, aparcamiento aeropuerto, terminal 1” se lo repitió a sí mismo un par de veces y cuando oyó los pasos de Ginger acercándose por el pasillo minimizó la aplicación y salió.
Ginger observó como Jeff salía de su despacho como alma que llevaba al diablo, parecía esquivarla. “No conseguirás escapar si es lo que pretendías pequeña rata”. Se acercó rápidamente por su espalda y le agarró del brazo con todas sus fuerzas.
- ¿Me buscabas? -Jeff se dio la vuelta y su cara expresaba confusión, claramente no esperaba verla allí.
- No
- Pues entonces explícame que hacías en mi despacho.
- Hacer la revisión de tu ordenador.
- Creo que ya la hizo Logan esta mañana.
- Sí... bueno...
- ¿Piensas darme una explicación o te vas a quedar ahí parado como un niño de infantil cuando le regañan?
- No tengo que darte explicaciones, ahora mismo soy tu superior.
- Eso no te da permiso para trastear en mis cajones. -De repente sintió una seguridad que nunca había sentido.
- No trasteaba. -Sonó seco pero a Gin no le importó, ella siguió adelante con sus ideas.
- Entonces sigo esperando una maldita explicación de que pintas saliendo de mi despacho si se supone que no me buscabas a mí.
- No subas el tono. -La voz de Jeff seguía en la misma tonalidad pero sus ojos destellaban la ira que sentía.
- SUBIRÉ EL TONO LAS VECES QUE ME DE LA GANA. ¿Queda claro?
Jeff no lo soportó más, cogió a Gin por los brazos y tirando de ella la llevó a la sala de reuniones. Nada más entrar cerró la puerta y giró la llave que se encontraba por la parte interior de la sala, se acercó a una de las sillas sin soltar a Gin y la obligó a sentarse mientras se encargaba de cerrar todas las persianas.
- Ohh, ¿y ahora qué piensas hacer Berlucchi? -su tono sarcástico hizo enfurecer más a Jeff.
- Ni... se te ocurra... llamarme otra vez por mi apellido, ¿queda claro?
- A ver, espera que lo comprenda mejor... tú puedes llamarme Burdock pero yo a ti Berlucchi no, ¿es eso?
- Sí, es precisamente eso.
- No me da la gana, igualdad pequeño -su tono hacía cabrear más y más a Jeff.
- ¡CÁLLATE! -respiró profundamente antes de volver a decir una palabra – Estamos aquí para hablar de ti, no de mi.
- ¿De mí? Lo que me faltaba ya.
- Quiero saber que coño me escondes.
- Nada J-E-F-F -lo nombró marcando todas las letras para que se diera cuenta que lo había llamado por su nombre y no por su apellido - ¿qué te voy a esconder?
- No lo sé, para eso estás aquí para que me lo digas tú. Desde que llegué aquí, a esta “empresa” por llamarlo de alguna manera un ordenador programó una buena jugada en toda la red de nuestro alcance, justamente el tuyo. De manera graciosa nos dimos cuenta que fue un mensaje el que consiguió todo, a tu dirección, en tu ordenador. Y para seguir jodiendo has recibido hoy un mensaje anónimo que espera que aparezcas en un sitio específico.
- ¿Qué? -eso último no lo sabía y la consiguió confundir temporalmente - ¿un mensaje... anónimo? ¿A mi nombre?
- Sí Ginger, a tu nombre.
- ¿Estás seguro?
- Sí, lo suficiente.
- No sé de que se trata te lo juro.
- No sé si debo creerte, quiero pero ¿y si no debo?
- Te lo juro... -de repente el tono de Ginger se había suavizado sonando lo suficientemente dulce para causar que el mal humor de Jeff desapareciese.
- Vale, puedes irte. No quiero hablar más.
Ginger se levantó de la silla y se fue dejando solo en aquella habitación a Jeff. Mientras ella volvía a su despacho con la curiosidad de mirar el anónimo mensaje del que le había hablado, Jeff se quedaba absorto recordando las palabras que había leído en el mensaje y maquinando un plan para saber que escondía. Sí, eso era. Él también iría a esa cita secreta a la que debía acudir ella.