SINOPSIS ARGUMENTAL.- Con las viandas(esas 500.000 comidas que, diariamente, y tal cual reza el arranquedel film, se preparan en una pequeña ciudad como Santiago deCompostela) como hilo conductor —un pretexto tan válido y humanocomo cualquier otro, pero, en cualquier caso, un mero pretexto—, yarticulada en tres bloques (desayuno, almuerzo y cena), asistimos aun conjunto de pequeñas historias cotidianas, las vivencias de unconjunto de personajes que, unidos por todo tipo de vínculos yseparados por sus muy diversos caracteres y condiciones, aman,discuten, dudan, hablan, sonríen, sufren —en suma, viven—tejiendo un fresco entusiasta y sugerente.
EN UN PÁRRAFO….- Mirada sensible yagilidad narrativa son los atributos con que Jorge Coira reviste estapropuesta de historias mínimas y cruzadas —una fórmulareiteradamente explotada, no siempre con el acierto pretendido porsus ‘manejantes’…—, en las que la comida, pese a lo queerróneamente pudiera hacer pensar el título, no pasa de ser un meroinstrumento de atrezzo que se usa como muleta sobre la que asentar unpaso vigoroso y firme en un recorrido panorámico por la más ampliapanoplia de sentimientos y planteamientos humanos de los que aquejanal común de los mortales. Más allá de formalismos experimentales,cine bien trabado y que emociona: misión cumplida…
EN SU HABER.- 1, la inexistencia defundidos en las transiciones de unas historias a otras (que se vandesplegando entrelazadas), algo que, al principio, puede parecer unamera boutade con la que jugar al despiste narrativo, un simple golpede efecto visual, pero que, poco a poco, se revela como un mecanismoaltamente eficaz para generar la sensación de continuidad eimbricación entre unas historias y otras, al eliminar cesuras entreellas; y 2, el excelente nivel interpretativo mostrado por la inmensamayoría de sus actores y actrices; algo que, en el caso de los‘consagrados’ (Tosar, sobre todo, o Víctor Clavijo) se podíadar por sentado (están, en cualquier caso, a un nivel fantástico),pero que, en el supuesto de los menos conocidos, constituye unasorpresa muy grata (especial atención a Esperanza Pedreño:maravillosa…).
EN SU DEBE.- Aunque hemos de dar porsentado que un film de episodios nunca tiene por qué ‘equilibrar’,a priori, el peso y presencia de cada uno de las historias que lointegran —que habrán de adquirir la consistencia que el autor lequiera conferir, en el contexto global de la cinta—, es probableque quepa apreciar en ’18 comidas’ la existencia de alguna líneaargumental insuficientemente explotada (como podría ser la delmatrimonio de ancianos, ese edificio de silencios y sobrentendidosque podría haber dado bastante más juego).
LA SECUENCIA.- Sol (Esperanza Pedreño)y Edu (Luis Tosar), reencontrados después de largos años deignorancia mutua, mantienen una conversación difícil, sobre la queplanea una cierta tensión (¿sexual?), la que deriva de la falta dedecisión para dar un paso adelante (que, probablemente, ambos deseany rehuyen a la vez). Los nervios que la situación provoca en Sol seexplicitan en el frenético temblor de sus pies bajo la mesa —algoque apreciaremos tanto en un plano general, a distancia, como en unprimer plano posterior mucho más explícito—. Lenguaje visual bientrazado.
CALIFICACIÓN (s/. 10): 8.-