Llegamos a las dos y media, al pequeño local situado en la calle Ledesma, y nos sentaron en una de las mesitas para dos situadas a la derecha. Al fondo, una mesa para seis, donde más tarde vendían tres parejas con dos carritos de bebé. Nos acercaron la carta y dejé que mi querido J' decidiese el menú por los dos: zamburiñas tres salsas, croquetas de marisco ("lo siento, no puedes gustar a todo el mundo, no eres una croqueta" visto en Twitter) el su famoso roll caliente de bogavante salteado.
Mientras esperábamos los entrantes, nos pusimos morados con la mantequilla salada, y no habíamos acabado con ella, cuando llegó la media ración de croquetas de marisco. Seis croquetas hermosas con trozos de marisco, que estoy ya aaaabuuuurrrriiiiidaaaaa de esas croquetas de masa indescriptible que lo mismo puede ser marisco, txipirón o aire. Con las croquetas, llegó el resto de comensales de nuestras mesas vecinas, entre ellas, la mesa de seis con dos bebés que por cierto no estaban muy contentos de estar ahí, y lloraban sin consuelo (pobres).
Seguimos J' y yo con nuestras risas, mientras nos sirvieron las zamburiñas. Deliciosas, con ese punto del marisco sin pasar, que a veces parece que lo tienen ahí en la plancha como si fuera un filete zapatilla. Un acierto, querido J'. Tras los entrantes, venía el plato fuerte: 18 Lobster tiene dos rolls, el caliente y el frío, y aunque he probado los dos, siempre me decanto por el caliente. Se sirve en un pan de brioche a la plancha con mantequilla, y en su interior, trozos de bogavante a la plancha y una salsa casera. Sin duda un plato original, diferente, y muy made in USA, que me recuerda al programa "Crónicas carnívoras". El roll viene acompañado de patatas caseras y de una ensalada, ¡perfecto acompañamiento!
Y ahora me vais a perdonar un inciso, que nada tuvo que ver con 18 Bobster, pero que tanto a nosotros, como a la pareja de al lado nos dio la comida. Y sé que miles de madres y padres se me van a tirar encima, peeeeeroooo, es lo que hay, como ya dije una vez, mi blog es mío, y hablo de lo que me ocurre en mis visitas a los restaurantes. Estábamos terminando la comida, y el pobre bebé (de meses), seguía a pleno pulmón, desconsolado. Tanto la pareja de dos mujeres que estaban más cerca de su mesa, como nosotros, tuvimos que adaptar nuestro espacio (escaso) para las dos sillas de bebés, y tuvimos que compaginar nuestras conversaciones y comida con el llanto del pobre niño. Pero, con niños tan pequeños, quizás no es la mejor idea ir a un restaurante un sábado a las tres de la tarde, donde evidentemente, ni va a dormir bien la siesta que le corresponde (o la comida, yo que sé, que no es que entienda mucho, pero si llora, algo de eso será), ni los padres están más de dos minutos sentados en la mesa, ni los demás usuarios disfrutamos tranquilos. Y lo digo con todo el cariño del mundo, pero señores, todo, no se puede, y con bebés que apenas se sujetan la cabeza, menos. Creo que esto me va a dar para otro post guerrero... lo veo venir.
Bueno, y de postre, tuvimos a las señoras mosqueadas con el pobre niño que estaba en el carrito pegado a su mesa, puesto que no había más espacio, y una ración de torrija y otra de tarta de queso. Os juro que ya no nos entraba más, pero es que se nos va la fuera por los ojos y claro, cualquiera dice que no a dos postres caseros... Por cierto, la torrija, ya la podéis incluir en la ruta bilbaína, entre las mejores!
Inevitable acordarnos de Homer y su famosa mascota, Tenacitas. #descanseenpaz ;)
18 LOBSTER BARC/ Ledesma 18, Bilbaowww.18lobsterbar.com
Un pequeño local con encanto, donde poder disfrutar de un picoteo mientras tomas un vino, o de una comida/cena informal. No hace falta que te guste el marisco, también tienen hamburguesa o entreacto para los carnívoros.
Comida para dos, con melodía de llanto de crío desconsolado, por unos 75€