Su ubicación en el Santander actual sería la siguiente:
Este terrible y chapucerísimo fotomontaje (esto es sólo para hacerse una idea; pido perdón a los entendidos) intenta mostrar cómo sería hoy la actual avenida de Calvo Sotelo de Santander, ciudad en el norte de España, si el centro antiguo no hubiera ardido durante el incendio que lo destruyó por completo en febrero de 1941.
Esta calle, en realidad, no se llamaba así, este es el nombre que le dieron en la posguerra, sino que durante siglos llevó el muchísimo más bonito y enjundioso de Atarazanas, calle de Atarazanas o de las Atarazanas, y ello debido a que en el extremo del fondo (de la foto) hubo unas atarazanas, o lo que es lo mismo, unos astilleros en donde durante los siglos XIV y XV se construyeron muchos de los galeones que formaban las escuadras castellanas que defendían la costa cantábrica. Luego, en 1936, hubo un alcalde del Frente Popular, quien (según dicen los libros) se empeñó en tomarse el cargo a lo grande, y una de las primeras cosas que se le ocurrieron fue cambiar el nombre de esta calle por el de Avenida de Rusia, ni más ni menos, y para engrandecerla y todo eso, derribó el puente, pues decía que estorbaba para la vida moderna. Este puente llevaba allí desde tiempo inmemorial (seguramente desde los siglos XII o XIII), y conectaba las dos pueblas, la vieja o alta, que se apiñaba en torno a la abadía (hoy catedral), y la nueva o baja, al otro lado de la ría, porque la calle que se observa en la foto fue una ría por donde los barcos construidos aguas arriba salían a la mar (a las aguas de la bahía, en realidad). Todo esto se observa bastante bien en la segunda foto, que es el celebérrimo grabado de Braun recortado, iluminado y etiquetado.
Si Santander no se hubiera quemado ni tenido un alcalde del Frente Popular con afición a la piqueta, hoy seguramente tendríamos ahí el puente, el puente de Vargas, uno de los muchos nombres que durante su larga vida llevó, que conectaba los barrios más antiguos de la ciudad. Seguramente quedaría bonito, y esta sería una zona que habría pasado a ser peatonal, como se ha hecho en otras ciudades, pero el hombre propone y Dios dispone..., y lo digo porque los edificios que se observan en la foto (de arquitectura neo herreriana, cosas de finales de los años 40 del pasado siglo, puesto que toda esa zona fue reconstruida después del incendio citado) tampoco estarían ahí, sino que continuarían los antiguos, de tres o cuatro plantas y cubiertos de las típicas balconadas y miradores que aún pueden observarse en otras partes de la ciudad y en la foto de abajo.
Otras elucubraciones sobre este asunto, cómo sería Santander si no hubiera ardido durante el famoso incendio, pueden verse aquí, aquí y aquí.
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