La cerveza está de moda y constantemente vemos (al menos yo he visto entre mis amigos) como la gente está probando cada vez más cervezas artesanas. Muchas de ellas incluso hechas en casa en kits más o menos “pre-definidos” donde cualquiera, con nulos conocimientos de los procesos de fermentación, puede disfrutar de su bebida favorita con el aliciente de haber participado en su creación.
Y las marcas en cierto modo están aprovechándose de dicha tendencia y están creando sus propias cervezas con ese toque a artesano que –además- posicionan como Premium, con bastante éxito en muchos casos.
Hijos de Rivera lo han hecho muy bien con su trío de cervezas con un toque a malta que no deja indiferente a nadie y que –de paso- le ayuda a diferenciarse de la competencia que, en su mayoría, sigue apalancada en vender cerveza que deja poca huella en el consumidor, pero que les asegura unas cuotas de ventas tan jugosa que no desaprovechan.
Es la eterna dualidad de margen vs. Volumen. Calidad vs. Cantidad. Estandarización vs. Especialización
Si además lo que sacas al mercado es una cerveza negra ya te diferencias desde el momento en el que el cliente se acerca a la barra a pedir lo “diferente”. De hecho es tan diferente que hasta la forma de tirar la cerveza es distinta… y tan distinta es, que la 1906 Black Coupage ha sido denominada como “La oveja negra” de la familia Hijos de Rivera, porque es claramente diferente y original aunque mantiene el 1906 delante, igual que la 1906 Reserva Especial y la 1906 Red Vintaje
Desde luego que en cuanto tenga la oportunidad y la encuentre… no dudaré en probarla.
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