1983 David Bowie - Let’s Dance

Publicado el 27 marzo 2010 por Abacab @DMRblog
Con algo de retraso, debido a lo que les comenté hace unas semanas de que por el cierre del centro de acceso público a internet de Torrejón de Ardoz los fines de semana, el horario y momento de publicación del post semanal estaría sujeto a la disponibilidad del wifi que consigo alcanzar desde mi casa, este sábado por la mañana la conexión estaba ocupada por algún otro pirata que bloqueaba la disponibilidad. Por ello, hasta ahora me ha sido imposible actualizar el blog.
Desde una biblioteca pública de Madrid, que afortunadamente abre los fines de semana, procedo a publicar lo de estos próximos 7 días, recién llegado de conocer en persona a un amigo bloguero, Jairo de “Los Mundos De Jairo”; una excelente persona con la que he disfrutado de unas cervezas hace unos minutos.
A la hora de acometer la bienvenida al blog de uno de los más grandes artistas musicales, artista total en su sentido más amplio, es complicado saber por cuál de sus momentos o etapas decantarse. La historia de David Bowie es tan amplia, y tan vasta su discografía, que las posibilidades para análisis son variopintas.
Muchos se refieren a esta bitácora como un blog de los 80 y en pro del pop de sintetizador. Bajo mi punto de vista, en este caso muy subjetivo, creo que dicha impresión es algo generalizante, puesto que en este blog ha habido lugar para discos de los 70, 90, “dosmiles” y para estilos muy desmarcados del techno-pop al uso. Pero bueno.
En todo caso, para echar más leña a ese fuego, he escogido la obra que Bowie publicó en plena expansión del pop de sintetizador en la 1ª mitad de los años 80. Uno de sus discos más exitosos y comerciales y quizás en el que David había alcanzado la madurez plena, estando en su momento más álgido tras su exitosa trayectoria hasta la fecha. Habrán sacado en conclusión que hablo de “Let’s Dance”, más allá de que hayan leído el título del post, evidentemente.
En 1983 Bowie llevaba más de una década entregando discos de factura muy interesante y variada. Desde los más íntimos “Hunky Dory”, a los más experimentales como “Heroes”, más allá de su canción título, ya que el resto de la obra es bastante controvertida, gracias en gran parte a la presencia de Brian Eno en la producción y también composición de los temas. El último disco de Bowie fue el nuevaolero “Scary Monsters And Super Creeps”. Aquel trabajo volvió a entregar clásicos del repertorio de David como “Fashion” y sobre todo “Ashes to ashes”.
A Bowie se le nombra con varios apodos o pseudónimos. Por un lado el Duque Blanco y por otro el Camaleón. Este último estriba en la capacidad de David de adaptarse a los tiempos musicales por los que atraviesa y la de veces que ha conseguido cambiar su cara o su estilo musical de forma notable. No podemos dejar de lado que en la primera mitad de los 80 estaba en plena explosión el techno-pop y por otro lado estaba la vertiente neorromántica derivada de la new-wave, en la que destacaban gente como Duran Duran y Spandau Ballet con sus elegantes atuendos.
Pues Bowie en este disco se presentó con un elegante corte de pelo, ataviado con elegantes trajes de color claro y con un estilo pop muy accesible y bailable. De hecho el título que viene derivado de uno de los clásicos temas que incluye el disco, es toda una declaración de intenciones de David respecto a la obra. Pongámonos a bailar pues.
El comienzo es un ejemplo del estilo pop sin estridencias que Bowie nos presentaba. “Modern love”, destaca por su tremendo ritmo y por los teclados que adornan gran parte de la canción. El clip, que deriva de una representación en directo de David, también evidencia esa nueva adaptación de Bowie a los tiempos que corrían. Una curiosidad que nos entregaba el disco, fue la revisión de una colaboración que David tuvo unos años atrás con su colega Iggy Pop. En esta ocasión David Bowie tuvo a bien someter a revisión la canción “China girl” que Iggy popularizó en su disco “The Idiot”. El sonido pierde la gracia experimental y carácter glam del original grabado, pero sin embargo se la reviste en esta ocasión de una elegancia sonora brutal, derivado de la correcta ejecución de cada uno de los instrumentos que conforman su melodía. Bowie canta igualmente de forma muy seductora, cual crooner, que también va en concordancia con el clip grabado, que por su lado tiene sus buenos momentos de carácter visual. El disco comienza de forma arrolladora por la sucesión de forma seguida de los 3 singles del disco. Ahora llega el turno a la canción que titula la obra. En “Let’s dance”, hay lugar para frases míticas de la historia de Bowie como ese alegato inicial “Ponte tus zapatos rojos y baila el blues”, pero claro, hay que bailarlo como se merece, que no es de otra forma que “bajo la luz de la luna, la seria luz de la luna”; esta última frase dio título a un dvd que salió a la venta hace poco tiempo con una actuación de la gira del disco. Es sin duda el mejor ejemplo de que Bowie era un artista flexible, ya que con esta canción logró un tremendo éxito y que el tema sonara en cualquier pista de baile. Los sonidos de la guitarra, esos teclados y efectos sonoros algo estridentes y también el ritmo del bajo, dan lugar a una canción brutalmente rítmica y en definitiva otro clásico de la historia de la música que se anotaba Bowie. También se grabó un video en el que Bowie se encuentra en un bar de carretera, el cual da la impresión que no dispone de aire acondicionado, en el cuál la gente se anima a bailar espontáneamente. Es difícil destacar tras tan excelso trío de grandes temas que se ha dispuesto para empezar la obra. Sin embargo, la lisérgica y hedonista “Without you”, en la que Bowie canta en un registro muy agudo, mantiene el tipo de forma correcta, sobre esa base nada estridente de teclados, la base rítmica del bajo y batería, aderezada de una sobria melodía de guitarras.
“Ricochet” es un tema de registro más abigarrado y con mayores puntos de contundencia, sobre todo en esos momentos en los que Bowie, acompañado de coros, dice el título de la canción. Existen ciertos sonidos de viento, que ayudan a la diversidad de la melodía de la pista en algunos momentos puntuales. Unos leves punteos de guitarra, sobre una suave línea de teclado, abren camino a “Criminal world”. Bowie canta de forma más susurrante. Un tema que gana ritmo y rapidez en la parte del estribillo y que dispone de algún lucimiento puntual para la guitarra eléctrica. “Cat people (putting on fire)” destaca en un primer momento por la lúgubre voz que se gasta Bowie. Es de los momentos más contundentes de “Let’s Dance”, por no decir que sea el que más. Los teclados vuelven a ser parte muy importante del esqueleto de la melodía de la misma, afianzando la sensación de que este disco de Bowie estaba perfectamente adaptado al tiempo o la moda musical que se vivía. Y para mayor muestra de ello, el tema que cierra la obra. “Shake it” tiene la melodía techno pop más descarada del disco. En esta ocasión Bowie se vale de unos histriónicos coros femeninos para complementarle. Más baile dispuesto en el cierre de la obra, que por una vez diré que no considero la más adecuada para cerrar la obra. Yo abogaría por afirmar que la revisión de “China girl” hubiera dado una mejor rúbrica a este disco. No obstante, David Bowie así lo dispuso y supongo que tendría sus motivos para disponer este tema tan superficial y desenfadado para finalizar su último gran disco a niveles de repercusión mediática. Por decirlo de alguna manera “Shake it” se podría decir que es la hermana menor de la canción que da el título al disco.
“Let’s Dance” quizás fue el ultimo gran éxito descomunal de Bowie. Me refiero a que uno de sus trabajos consiguiera sonar tanto y tan bien a nivel mundial, puesto que Bowie ha seguido editando nuevo material 20 años después de que este disco que hemos repasado saliera a la venta. También hubo momentos de gloria posteriores puntuales de Bowie, pero ninguno de sus siguientes discos de estudio ha conseguido destacar tanto en solitario.
La portada propone otro enfoque distinto de la expresión que titula la obra. Me refiero a que Bowie aparece con el torso desnudo y con unos guantes de boxeo enfundados, que hacen referencia a esa expresión pugilística de tanteo entre oponentes en un combate de boxeo. No deja de ser un aspecto curioso éste que les comento. En conjunto es la obra más comercial y accesible de Bowie, puesto que el anterior “Scary Monsters And Super Creeps” tenía momentos muy experimentales, que hacen que esta obra me recuerde bastante al contemporáneo “Peter Gabriel 3” del ex-vocalista de Genesis.
En el éxito y repercusión de “Let’s Dance”, ayudó mucho el aspecto audiovisual, muestra añadida de la capacidad de adaptación de David al medio, puesto que selló al menos 3 videoclips que quedaban bastante bien en su difusión en los espacios musicales de la televisión. En los siguientes años Bowie seguiría estando en la 1ª fila musical, destacando por ejemplo ese dueto que se marcó con Mick Jagger, grabando la canción “Dancing in the street”, con motivo de la inminente celebración del evento Live Aid.
En los 90 Bowie también mostraría que hasta entonces era capaz de marcarse obras en consonancia con el momento actual, al editar el disco en parte electrónico, en parte industrial “Earthling” de 1997. No podemos dejar de mencionar que por aquellos días tuvo lugar la celebración de su 50º cumpleaños. Una fiesta en el Madison Square Garden, que contó con la presencia de artistas como Robert Smith de The Cure, Billy Corgan de Smashing Pumpkins o Lou Reed, al que Bowie introdujo en escena llamándole el “rey de Nueva York”, entre otros.
Por esta semana está bien. No creo que proceda desviarnos más temporalmente de lo que hemos revisado, continuando con divagaciones sobre lo que Bowie hizo a finales del siglo XX y comienzos del XXI. Hoy les estamos proponiendo que cojan uno de sus discos más marchosos, rítmicos, accesibles y exitosos de la carrera de David Bowie. En aquellos días Bowie estaba en su mejor momento. Tenía a sus espaldas una excelente trayectoria, repleta de discos excelentes y una reputación inmejorable. “Let’s Dance” nos invita a bailar. No le llevemos la contraria a David y bailemos.