(Material aportado por el estudio de José María Sánchez García. Las dos fotos montadas: Jaume Prat. Web del estudio.)
1: ¿Dónde?
JoséMaría Sánchez García trabaja en el barrio de Universidades de Madrid, en laplanta 15 del hotel Princesa, emplazado en un complejo de edificios queconstituye una de las primeras obras de Antonio Lamela. Paraacceder al estudio hay que atravesar, literalmente, el hotel usando un ascensordirecto que lleva a las plantas superiores, originariamente ocupadas porviviendas y, actualmente, por una mescolanza de viviendas y oficinas. Elestudio se emplaza en el testero este del edificio, una barra perpendicular ala calle Princesa, a la que ofrece un testero prácticamente ciego. Para accedera él se atraviesa un corredor largo y ancho, ubicado en el centro de la planta,prismática, larga, estrecha, consistente en una doble crujía con habitaciones alado y lado. Justoal otro lado de la calle Princesa está el Palacio de Liria, rehabilitado trasla guerra civil por sir Edwin Luthyens, con sus jardines diseñados por Claude-NicolasForestier. El vacío urbano que crean actúa de contrapeso a la masa del hotel. Apocos minutos a pie, la plaza de España. A pocos minutos en coche, la ETSAM,donde Sánchez García imparte clase de proyectos.Elemplazamiento del estudio se pensó siempre en este barrio, aunque no siempre seconcibió en este espacio. Sánchez García intentó ocupar un espacio en unacorrala adyacente al Palacio de Liria, en la Calle de las Negras esquina con laTravesía del Conde Duque, una de las pocas corralas de la ciudad cuya calidadarquitectónica queda al margen de cualquier consideración nostálgica: el patiode acceso está bien tensionado, tiene una dimensión suficiente, suficienteincluso para paliar su mala orientación (alargado y a norte). Es un espacio conentidad, no un residuo insalubre desde el que acceder a unas viviendas malventiladas. Además, está (excepcionalmente en las corralas de Madrid) abierto ala calle. Desde las viviendas altas de la corrala se debe de tener una visióndel Palacio. Cuando más abajo, más en contacto con el patio. Sánchez García mecontó que quería ese espacio, precisamente, por el contacto con el patio, y, através de él, con la calle. Algo de esto ha quedado en el emplazamientodefinitivo del estudio.
2: ¿Cómo?
Elestudio está alejado de la realidad física de la calle. Incluso de su ruido. 15alturas de aire lo ponen en contacto con el sol, con el espacio, le dan taldistancia respecto de la ciudad que, por sí sola, lo convierte en una máquinade pensar. Antes que nada, el estudio es una ventana. Entrar desde la callesupone ingresar en el pasaje de acceso al hotel, desde la calle Princesa, girara mano derecha, meterse en una portería (con portero), y hacer el recorridoantes mencionado a través del ascensor y el pasillo.
Elprograma original era el de un apartamento de varias habitaciones distribuidoen peine, modulado respecto de la carpintería de la ventana (que Sánchez Garcíadecidió conservar, aun con los problemas derivados de falta de estanqueidad alaire, por la claridad y la precisión de su diseño, por los gruesos mínimos delos perfiles de aluminio anodizado), con las zonas de instalaciones en la parteoscura de la vivienda. Todo este espacio se limpió, dejándolo totalmentedespejado. Sobre la zona oscura de la vivienda (donde están las instalaciones)se han dispuesto tres cajas de madera que contienen todo lo necesario para queun estudio de arquitectura funcione. Se entra entre dos de ellas, y, una vezatravesado este pequeño espacio (abierto al espacio grande) llegamos a la sala.Nuestra vista se dirige, antes que nada, a la ventana. Ésta posee un antepechocomplejo y se entrega, limpia, contra el techo. Su superficie será de unosquince metros cuadrados, quizá más. Tras ella, una vista impresionante deMadrid. José María Sánchez García es capaz de contar, mirando este paisaje, lahistoria urbanística de esta ciudad, señalando buena parte de los edificios,reseñándolos, contando la historia de sus arquitectos, salpicándolo todo deanécdotas. Destacan las fachadas traseras de los edificios de la Gran Vía, unavista desacostumbrada de la misma que muestra lo que representó su inserción enel tejido de la ciudad. Elestudio es de color blanco: paredes, mobiliario. Elpavimento es de un gris claro continuo. Nada está rematado: no hay zócalos, losmuebles se entregan a sangre con el pavimento, con los falsos techos. Las cajasblancas esconden libros, maquetas, archivos, papeles varios, una cafetera,utillaje vario. Todo está a mano, todo está fuera de la vista. Lo que prima esel espacio. Lasala contiene dos mesas grandes, separadas por una estantería baja. El módulo(dijo, divertido) es el de una mesa de ping-pong. Una está siempre vacía. Laotra, siempre llena. Laventana se ha transformado en espacio físico mediante una repisa corrida,abatible contra el antepecho, desplegable por módulos hasta abarcar la longitudcompleta del espacio. Sirve de mesa de reuniones, de expositor de maquetas, depaneles de concurso. De mesa de trabajo adicional: lo que convenga. Alestar dispuesto en el testero, el estudio es uno de los pocos espacios de latorre con doble orientación: una ventana mira al norte de la calle Princesa,hacia Argüelles y las rondas. En este pequeño espacio con dos orientaciones seha dispuesto una tercera mesa, más pequeña, apartada visualmente de las otras,para recepción de industriales, comerciales, o para lo que convenga. Laflexibilidad (una flexibilidad orientada) es lo que prima.
3: ¿Para qué?
José María Sánchez García en su estudio.