6 canciones, 6 trayectos de un verano perfecto (1/6)
Pamplona – Cabo de Gata, principios de julio de 2022: ¡Por fin! Salimos de vacaciones cargados de expectativas hacia la particular Ítaca de nuestra pequeña familia, un paraíso al que sólo tenemos acceso durante una fugaz quincena y que sin embargo mantiene nuestra mirada levantada hacia el horizonte durante los días más largos (en realidad son los más cortos, qué paradoja) del año. Mientras conducimos, conforme la gasa gris de nubes bajo la que vivimos se desgarra en jirones de optimista azul, escuchamos un montón de música y por primera vez soy consciente de que empiezo a superar la fase apática en la que estaba hundido desde hacía meses. Ni la pandemia, ni la guerra de Ucrania, ni la crisis mundial con la que la realidad nos abolla día tras día han desaparecido, pero experimento, por vez primera desde hace mucho tiempo, esa vieja excitación con la que mis oídos recibían las canciones que me gustan. Me alegro de que se así, y aunque en aquel momento doy por muy escasas las posibilidades de que vuelva a apetecerme escribir sobre música, puedo sentir la reacción de mi cuerpo ante la excitante “2 Be Loved (Am I Ready)» de Lizzo. Por momentos, pienso que no he escuchado nada que me guste tanto en todo el año, y aunque soy plenamente consciente de la forma en que la canción ha sido milimétricamente diseñada para gustarme, algo en el modo en que mis manos aferran el volante, el sol reverberando en la luna del coche, me planta una sonrisa infinita en la cara.