2 otoños, 3 inviernos, debut en la dirección de Sebastian Betbeder apuesta probablemente por uno de los géneros cinematográficos más comerciales de la actualidad: las comedias románticas. Y no es que no se estrenen comedias románticas de calidad, sino que todas acaban recurriendo a unas mismas estructuras, unos mismos clichés y unos mismos componentes cuyos únicos objetivos son hacer reír y a veces llorar a los espectadores más emocionales. Pero muy pocas obras consiguen innovar o transmitir algo más que discursos banales y repetitivos. Betbeder, pese a construir una película con cierto espíritu comercial, consigue innovar o como mínimo aportar una nueva mirada al género.
De entrada Betbeder es consciente de que los relatos de las comedias romanticonas tienen una estructura excesivamente simple: personajes que se conocen, amor consumado, dificultades, reencuentro amoroso. A partir de este orden y esta sencillez decide reconstruirlo, pero no de forma pretenciosa e inconexa. No realiza un desorden de los hechos como los de obras como Memento o 21 gramos, ya que no hay una justificación razonable acorde con la historia. Betbeder construye su obra a través de las elipsis, seleccionando fragmentos de la relación, algunos relevantes, otros no tanto, que nos ayudan a entender y a hacernos una idea más precisa de cómo es la historia amorosa.
Otro gran logro del director/guionista es coger un elemento típico de este género, la voz narradora, y dársela a todos los personajes que juegan un papel importante dentro de la trama. Por otro lado 2 otoños, 3 inviernos se empapa del falso documental, no solo a través de los planos en movimiento y la calidad de la imagen, sino también con las entrevistas/testimonios que aparecen constantemente de los personajes, con un croma de fondo proyectando imágenes descaradamente falsas. A veces el espectador duda si la película es simplemente una reinvención del género o se ríe descaradamente de este.
Un factor que se agradece en la película es el hecho de que no se centra excesivamente en la pareja central (error del cual pecan muchas de estas obras), sino que deriva y se expande a través del mejor amigo del protagonista, dándonos una nueva visión de la vida y del amor.
2 otoños, 3 inviernos tiene varios factores originales, pero también es repetitiva en algunos aspectos. La película es excesivamente episódica y peca en señalárnoslo constantemente con el número y título de cada episodio. Pero el guion ágil y rápido, con escenas humorísticas bien construidas y la buena interpretación de los actores hacen de ella una obra fácil de ver y entretenida. Quizás, un poco más de originalidad, un poco más de riesgo y un mejor tratamiento de los momentos dramáticos acabarían redondeándola y haciéndola una gran película. Pero en los tiempos que corren, en los que no dejan de salir obras ñoñas y pastelosas, una película como esta nos hace creer en que existe una buena vía de escape para el género.