20 años sin Sarah Vaughan

Publicado el 15 abril 2010 por Peter Allman @pedro12

Sarah Vaughan siempre fue llamada como la gran diva del Jazz moderno. Su voz tenía algo que te enganchaba, te agarraba bien fuerte y te hacía que te volvieras loco por ella, más puedo decir que sus singles eran desgastados en las agujas de los gramófonos de muchas jóvenes, que en un futuro fueron grandes cantantes, como Diane Schuur, Aretha Franklin, etc...


Nace en el 1924 en Nueva Jersey. Hija de un carpintero y una lavandera, que aparte, ellos dos en sus tiempo libre eran músicos, con lo que la meterían la fiebre de la música, dentro de sus venas. Sarah empezó (como todas las divas de color en aquella época) cantando en el coro de la iglesia, y su padre la daría clases de piano, casi cuando tenía 10 años. Su primer pequeño salto a la gloria, es cuando en 1942, interpreta en el teatro Apollo Body and soul, su mágica voz cargada de sensibilidad, hizo que Billy Eckstine director de una orquesta de swing (más tarde se haría cantante de baladas), y la contrataría para su orquesta, Earl Hines. Entre ellos se encontraría otro gran peso pesado, dentro del mundo del Jazz "algún día os hablare de el" Dizzy Gillespie, y así en 1944 graba su primera sesión.

Un año después graba dos temas de la inmortal Billie Holiday Loverman y Mean to me, en esta ocasión también cuentan con la participación del saxofonista Charlie Parker. Pero su máxima influencia sería del compositor Tadd Dameron, con el que graba el tema, If you could see me now. Por aquel entonces su primer marido, no la vendería solo como una cantante de Jazz, si no como un espectáculo de una diva afro americana. Los elogios no tardan en llegar, y las revistas especializadas, empiezan a llamarla la gran cantante del Jazz moderno.

Ella siempre fue ligada al Jazz, grabando muchas versiones, pero su punto cumbre sería en el 1950, cuando ficha para Columbia, con la que graba sus mayores canciones, junto al pianista de Miles Daves, Jimmy Jones. En esta etapa, es cuando Sarah madura su voz, mejorando notablemente su timbre, haciéndola con una voz muy personal. Ya en los '50, toca con la Big Band de Count Basie, y firma contrato con la discográfica Mercury.

Con esta casa discográfica llega a grabar muchos discos, acercándose mucho el sonido al pop. En esta etapa, vuelve a grabar junto a Billy Eckstine, para hacer un disco de duetos, con composiciones de Irving Berlín. En la decada de los '60, cambia de sello discográfico, y se une con Roulette, volviendo a grabar con la orquesta de Count Basie y para productores y arreglistas de la talla de Quincy Jones o Benny Carter. Fue una época donde ella vuelve a sus raíces, grabando canciones de swing con la banda del pianista Kirk Stuart.

Ella lo tenía todo, carisma y sencillez dentro y fuera del escenario, con lo que la haría ganar muchos amigos, invitándola a tocar con ellos en grandes festivales. Después de un descanso, en la década de los '70, llegaría su primer grammy, como cantante de Jazz, en el álbum Live in Japan. Ya como estrella consagrada, poco tiempo después, vuelve a grabar junto a Count Basie, un disco de Bossa nova. Al mismo tiempo comienza a trabajar, para un productor muy conocido dentro de las divas musicales, Pablo de Norman, llegando a actuar con la que siempre a sido a llamar como su heredera, Betty Carter.


En la década de los '80, empezaría ha hacer giras mundiales con una filarmónica, llevándola a los mayores festivales de Jazz mundiales.

Sarah Lois Vaughan muere un 3 de abril de 1990, a causa de un cáncer de pulmón.