ACNUR Euskal Batzordea basa su trabajo con esta problemática en tres elementos: la Equidad de Género, la Comunicación Participativa basada en las personas y la construcción de Paz Positiva. Emergencia en Siria: el mayor desafío humanitario
La organización recuerda la crisis humanitaria que se desarrolla en Siria. Más de 1.600.000 personas han huido del país desde que estalló la violencia en marzo de 2011. Se estima que otros 4,25 millones de personas están desplazadas dentro de Siria, aunque el número de afectadas por la guerra es aún mayor. Prácticamente la mitad (49,1%) son mujeres. Además, el 51% son niños y niñas menores de 18 años.
Estas personas se han trasladado en busca de refugio principalmente al Líbano, Jordania y Turquía, pero también a Egipto e Irak. Allí requieren ayuda internacional para cubrir las necesidades básicas de refugio, identificación, alimentación, salud, higiene, educación y protección.
“Siria como civilización se está desmoronando con casi la mitad de su población en necesidad urgente de ayuda por este salvaje conflicto”, dijo Antonio Guterres, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Lo más urgente es encontrar formas de enviar ayuda a 2,9 millones de personas que viven entre las líneas de combate en el conflicto es una prioridad. Ya se han puesto en marcha actividades para identificar a las personas que en este contexto están más vulnerables: mujeres, niñas, niños y personas mayores. Asimismo, se están desarrollando programas destinados a apoyar a supervivientes de violencia sexual y basada en el género.
República Democrática del Congo (RDC): capacidad de resiliencia de las mujeres del Este
En la República Democrática del Congo (RDC) las personas desplazadas dentro y fuera del país suman más de 3 millones (1 millón sólo en Kivu Norte). Al menos la mitad de estas personas son mujeres. La población al Este del país lleva casi 20 años sufriendo múltiples violencias que impiden su vida normal.
Entre otros motivos, los recursos naturales únicos (el coltán, el oro, casiterita, diamantes, etcétera) alimentan esos conflictos. Las empresas del sector tecnológico, entre otros, que utilizan esos materiales en la manufactura de sus productos sostienen en muchos casos el contrabando. Las condiciones de extracción son de esclavitud.
Además, la violencia sexual y basada en el género sigue siendo uno de los más graves desafíos a los que debe enfrentarse la población. La inequidad existente previamente provoca que, con el surgimiento del conflicto, las mujeres sean el blanco de una violencia específica contra ellas, simplemente por su condición de mujeres. En menor medida, los hombres también son agredidos sexualmente como una forma de “humillación” que, según los parámetros de inequidad, los “rebaja a una condición de mujeres”.
Kyung-Wha Kang, secretaria general adjunta para asuntos humanitarios de la ONU, declaró este mes, en su visita al Hospital Panzi especializado en la atención de víctimas de violencia sexual en Kivu Norte: "Supe a través del Dr. [Denis] Mukwege, director médico del hospital que ha habido realmente un incremento en la cantidad de mujeres y niñas que han acudido al hospital para recibir tratamiento respecto de 2012”. Actualmente, el hospital recibe a unas 300 supervivientes de violaciones cada mes.
Darfur (Sudán): una década de devastación y resistencia
Darfur, en el oeste de Sudán, también es escenario de un conflicto violento en el cual las mujeres son agredidas de forma específica. Un total de 2,5 millones de personas viven desplazadas internamente en todo el país, a las que se suman otras 500.000 refugiadas en el extranjero. Las agencias humanitarias estiman que unas 90.000 personas se han visto desplazadas en abril y mayo sólo de las localidades de Muhajeria y Labado, en Darfur Este, Darfur Norte y Darfur Oeste. La mayoría de estas personas son mujeres, niñas y niños que necesita urgentemente refugio, alimento, agua potable y asistencia médica. Habitualmente huyen de de las matanzas y los incendios de aldeas.
Las mujeres que viven en las aldeas atacadas por las milicias janjaweed y los grupos armados, son víctimas de todo tipo de agresiones, entre ellas las violaciones sexuales. Una vez más, la discriminación preexistente es la base que propicia su vulnerabilidad. Asimismo, las mujeres desplazadas a los campamentos dentro y fuera del país son atacadas por hombres residentes en ellos, así como por integrantes de los grupos armados.
Las mujeres darfuríes reclaman un espacio para ser oídas y decidir sobre su futuro y el de la región donde viven. Si bien algunas iniciativas de consulta las incluyen, las darfuríes no llegan a acceder a las mesas de negociaciones.
Europa y España se blindan
Desde Accem, organización especializada en el trabajo vinculado al asilo, advierten que “en un momento en el que el número de refugiados en el mundo se mantiene en torno a los 43 millones de personas, y en el que asistimos a graves crisis de refugiados como las que estamos viendo en Siria, Sudán o en Malí (estas dos últimas desaparecidas de los medios de comunicación), en España se hayan reducido drásticamente las solicitudes de asilo”.
En 2012 se registraron únicamente 2.565 solicitudes de asilo, frente a las 7.664 de 2007 y las 6.309 de 2002; un porcentaje muy pequeño de las 297.000 solicitudes de asilo tramitadas en países de la UE en 2012, que se incrementaron en un 7% con respecto a 2011. Uno de los factores que explican esta reducción de las solicitudes de asilo en España radica en las dificultades que encuentran las personas necesitadas de protección internacional para acceder a nuestro país. El blindaje de la Unión Europa para tratar de frenar la inmigración impide también la llegada a Europa de las personas refugiadas. Particularmente, el férreo control europeo de la frontera sur hace muy difícil la llegada a nuestro país de las personas refugiadas y migrantes que proceden de los países africanos. Además, las personas refugiadas realizan su viaje dentro de los llamados flujos mixtos (refugiadas, migrantes, etc.), generalmente a través de las redes ilegales de tráfico de personas, que se ven reforzadas con el cierre de fronteras europeo.
Accem, además de denunciar las enormes dificultades que encuentran las personas refugiadas para acceder a suelo europeo y español y a la protección a la que tienen derecho, quiere aprovechar este Día internacional para reclamar que se reconozca el derecho a la protección internacional de las personas que son víctimas de esa forma de esclavitud que es la trata de seres humanos con fines de explotación, un colectivo de especial vulnerabilidad al que es necesario garantizar una adecuada y eficaz protección, y que está formado en gran parte por mujeres y niñas.
Fuente: AmecoPress