2010. Las mejores lecturas.

Por Marapsara
Hago este repaso ahora aunque a pesar de las fechas nada en realidad termine ni comience nada, el calendario también se lo inventaron los hombres. Pero la tradición se impone y mientras da la casualidad (pero no hay casualidades) de que en las últimas semanas todo se equilibra en mi balanza, pienso en las lecturas que este año marcaron en rojo algunos días de mi calendario o que, incluso, cambiaron mi forma de ver y también (y cómo) de vivir mi vida.Como el año pasado, no seguiré un orden cronológico ni cualitativo pero tampoco, una vez más, será aleatorio.Pocos días después de mi cumpleaños, seleccionar un número entre tres supuso, entre otras cosas, que se desplegara un abanico de lecturas, que unos autores llevaran rápidamente a otros, que se tendieran puentes maravillosos entre vida y libros, música y personas, encuentros y conexiones.
Leí "Tic tac, toc toc" de Isabel García Mellado (Peque Nyita) que me atrapó con un prólogo sorprendente y con tesoros como éste:
ella es redondacomo la curva de su cuerpoy tranquila como el aguaporque ella es aguaque te observa como el tiempoporque es redondade minutos que recogen el silenciopara nombrarla princesa del misteriosólo en los ojos que aprendieron a mirarlaporque ella es aguay como el agua va pasandoo como el tiempo que se desliza por tu espalday es tan redonday es tan perfecta como una dudatan dolorosa por sinceraque nadie más que un niño podría contestarlay es cuerpo es suave es tibia es agua es tiempo es duday es una playa que se ocupa del inviernoy es tan redonda como todo lo que abarcasin darse cuentay es tan perfecta como esa dudaque nunca he visto en otra gentey tan redonda como todo lo que faltaporque ella es aguaporque es tiempoporque es duda que me aclara las heridas cuando sangrany es tan redonda y es tan perfecta y es tan exactaque nunca encuentro una manera de contarla
Y, poco después de ponerse a la venta, devoré "Cómo liberar tigres blancos" la confirmación de una poeta buenísima, brutal, sincera y poderosa, que fue capaz de tenerme en vilo desde el primer hasta el último poema.
Leí también "Fantasmas" y después, con la urgencia de quien, sencillamente, precisa de forma imperiosa otra dosis de la misma droga, "Música Silenciosa", de Álex Portero.(Re)conocer y entender tan bien a un autor del que nadie te ha hablado antes y al que lees sin apenas información previa, sólo puedo decir que es mágico. Como dije en su momento, leía sin salir de mi asombro, enamorándome de cada letra y de cada espacio entre líneas, queriendo compartir esos versos y esa forma de entender el mundo con todo el que quisiera oírme. Aullando por dentro. ¿Cómo no sentir la necesidad de gritarlo? (Pero es sólo un ejemplo):
Se abre el telóny ya no se cierra nunca.Cuatro clavos para cuatro heridas,Cave y Duras cerrando bares,Passolini y Vesaas mirándose con recelo,tú y yo,en el patio de butacas,dormidoshablando con el corazón en la manomientras hacemos un picnic sobre el campo de violín.Te digo que este telón no se cierramientras sigamos aquí sentados.Espera un poco y mira al escenario,ni vas a enterarte de que he salido un momento.Cuando menos lo esperes,allí estaremos, juntos,haciéndonos reír a carcajadasy aullando por turnos al MAR.
Ya nunca se me olvidará, recuerdo perfectamente cada detalle, el asiento del bus en el que leía de camino al trabajo, los colores del parque Paraíso con los primeros rayos del sol de esa mañana, y mis ojos complacidos disfrutando cada palabra, leyendo "¿Sabéis que es al amanecer cuando ocurren todas las cosas importantes?" y advirtiendo que algo estallaba en alguna parte -escuchaba el eco del estruendo- y que pronto, sin querer evitarlo, ese rumor daría paso a una locura explosiva y fulminante.
Hace dos o tres meses me reencontré con "La niña que amaba las cerillas", de Gaétan Soucy, una extraña narración desde la locura de la que surge un texto onírico y hermoso aunque, dejando a un lado lo formal, cuente una historia dramática repleta de imágenes grotescas y monstruosas. Es, sencillamente, una joya (que me persigue y a la que al final siempre regreso).
También fue muy especial conocer a Tarjei Vesaas y su "Palacio de hielo", la historia de una amistad juvenil rota entre la nieve y el frío, con una forma de narrar tan buena que consigue que deje de importarte, por momentos, la historia que te cuenta. Se disfruta en cada frase del orden y de la elección de las palabras, de su cadencia. (Pero eso, también ocurre en todos y cada uno de los libros de los que he hablado antes: por eso son tan especiales).
Nieva sin cesarsobre puentes silenciosos.Puentes que nadie conoce.
Hacía tiempo que quería leer "Circus girl" de Maite Dono, poeta y cantante (una voz realmente extraordinaria). En los poemas lo vuelca todo, sin pudor: como te encandila, te horroriza. Como más o menos ya expliqué en su día, sientes el filo helado de su cuchillo mientras te acaricia. Hace poco tuve la suerte de escucharla en directo y realmente fue un placer.
Uniendo otra vez literatura y voz, no podría excluir "Y el asno vio al ángel", de Nick Cave, tremendo en las dos vertientes... Si se escucha con atención "Into my arms" o, es igual, cualquiera de sus canciones, no es difícil imaginar cómo será su literatura: salvaje, demoledora, brutal... y apabullantemente buena. Supe que, además (entre otros...) lo recomendaba Javier Marías (tenía que nombrarlo) y tuve que hacerme con un ejemplar enseguida. El comienzo, fabuloso:
Tres grasientos hermanos cuervos giran, picos arriba, cortando una circunferencia en el cielo magullado y revuelto, trazando órbitas rápidas y oscuras a través de las espesas hinchazones de humo.Durante mucho tiempo la tapadera del valle estuvo clara y azul, pero, ahora, por Dios que ruge. Desde donde estoy tumbado las nubes parecen prehistóricas y vomitan enormes bestias sin rostro que se enroscan y mueren, así, sin más, allá arriba.Y los cuervos: siguen aleteando, siguen girando, sólo que ahora más cerca... más cerca... más cerca de mí.Estos astutos cuervuchos son pájaros de muerte. Me han estado haciendo sombra toda la vida. Sólo ahora puedo cobrarlos. Con los ojos.
Finalmente (y no añadiré más títulos, ha de ser una lista muy especial) "Reencuentro" de Fred Uhlman me pareció una nouvelle muy buena, tanto en la narración, muy delicada, como en la historia en sí, llamativa y diferente a las novelas ambientadas en la Alemania nazi habituales.
Feliz lectura (hasta el año que viene, un placer, etc., etc., etc...).