(Pablo Castrillo, CinemaNet]
Se acerca el 31, el fin de año, el año nuevo. Se acerca la 84ª Gala de los Oscar, y se empieza a notar en periódicos, revistas, vallas publicitarias, en Internet… Se acercan los propósitos y las lamentaciones, los balances y valoraciones. Dejamos atrás el 2011 cinematográfico, pero sólo para dar la bienvenida a otro 2012, también cinematográfico. Echemos un vistazo a lo que dejamos atrás, porque aunque todos los años tengas sus más y sus menos, 2011 ha mostrado algunos picos muy, muy elevados.
Hemos podido disfrutar de maravillosas aventuras como Tintín; Super 8; y quizá El Origen del Planeta de los Simios, que han sido llamadas por muchos “clásicos instantáneos”. Otros títulos espectaculares, si bien menos brillantes, de acción trepidante y espectáculo puro fueron Invasión a la Tierra; Harry Potter y las Reliquias de la Muerte – Parte 2; Piratas del Caribe: En Mareas Misteriosas; Capitán América; X-Men: Primera Generación… todas ellas tremendamente entretenidas, con sus más y sus menos, pero sin dejar de llenar las arcas de dólares para mantener el negocio en funcionamiento.
Y por lo visto y oído hasta ahora, parece que los últimos estrenos navideños como Misión Imposible: Protocolo Fantasma y War Horse son, dentro del género y de su carácter mainstream, grandes películas, igualmente elogiadas por crítica y público. La revelación de la temporada fue, probablemente, Acero Puro, junto con la inusual –aunque desafortunadamente fallida– Machine Gun Preacher. También fue valiente y atrevida Destino Oculto, mientras que Cowboys & Aliens cayó en las garras de lo tópico y típico, y la Linterna Verde se llevó el gran fracaso del año de la mano de Los Tres Mosqueteros, a quienes les salió el tiro por la culata. Otra promesa no satisfecha fue J. Edgar, que por lo visto se le “atascó” al legendario Clint Eastwood y le salió lentorra y aburrida.
La animación tuvo sorpresas: Rango fue un “western” excepcional, inteligente, divertido, mientras que Cars 2 decepcionó a la crítica –que no a la taquilla, por supuesto. Kung Fu Panda 2 hizo su trabajo decentemente; El Gato con Botas dio la campanada con un exitazo arrollador y el fiasco del año se lo llevó Mars Needs Moms, de Disney, con unos números de taquilla (y de presupuesto) aterradores.
La comedia, y particularmente la comedia romántica es la que está de capa caída. Hecha astillas, para ser exactos. Y si no, lean: ¡Qué dilema!; Jack y Jill; Sin Compromiso; Con Derecho a Roce; Sígueme el Rollo; Bad Teacher; Carta Blanca; Resacón 2; El Cambiazo; Caballeros, Princesas y Otras Bestias… Después de semejante lista de títulos empiezo a pensar que Adam Sandler, Natalie Portman, Cameron Díaz y varios otros actores de primera son un poco imbéciles. Por lo (poco) que he podido leer hasta ahora, parece que salvan el género Crazy Stupid Love; Medianoche en París; La Boda de mi Mejor Amiga (y aún así tengo mis dudas); The Help; y la intrigante The Beaver que dirigió Jodie Foster. Está por ver qué pasa con Young Adult, la nueva comedia (que seguro tiene sus tonos trágicos) del combinado Jason Reitman-Diablo Cody.
Queda por preguntarse sobre los títulos más oscuros y arenosos como Drive o Blue Valentine. Como medida personal, yo voy a optar por no verlas. “Forma sin fondo”, dicen los que saben. Pero allá cada uno. Parece que, aunque sesudas y densas (y quizá con algún que otro reparo) son interesantes Melancolía y Otra Tierra. En el tintero de 2011 están todavía pendientes My Week with Marilyn; Coriolanus; The Artist, cine mudo en 2011, que se dice pronto; y The Lady, el esperado regreso de Luc Besson al drama épico.
Y para terminar, en mi lista personal de películas que me he quedado sin ver este año, están: Senna, el documental sobre la vida del mítico piloto; El Topo, que –no nos olvidemos– se llama Tinker Taylor Soldier Spy; la alabadísima Warrior; Hanna, tan intrigante, novedosa y también muy bien recibida por la crítica; Los Descendientes, regreso de Alexander Payne (demostró su ingenio con Entre Copas en 2004); el thriller político Los Idus de Marzo; Código Fuente, tradicional película de acción que parece tener “algo más”; el proyecto personal de Robert Redford sobre el asesinato de Abraham Lincoln –La Conspiración; y por último, el tema del momento, la crisis financiera y la banca de inversión, en Margin Call.
Y para acabar, hay que responder la dichosa pregunta: ¿cuál es la película del año? Yo digo, con pocas dudas, El Árbol de la Vida. Y por supuesto, es opinable. Y además no hay tiempo ni espacio para hablar aquí de ello (otras reflexiones, sobre la película, Dios, la vida, y la muerte, en mi blog). Pero desde luego, merece la pena hacer el esfuerzo. Y si no me creen, vuelvan a releer las docenas de títulos vacíos, estúpidos o simplemente simplones que acabamos de enumerar. Hay mucho cine bueno, pero siempre está rodeado de toneladas de basura.