2011 y la era de la interconexión

Publicado el 12 enero 2012 por Josecarbonell

En Túnez había prendido la mecha de la llamada primavera árabe. Egipto, Libia, Siria, Yemen, Marruecos, Irán, Argelia, Bahrein… En mayor o menor medida, un buen puñado de países se vieron involucrados de inmediato en las protestas. Durante meses, especialistas de todo el mundo han analizado el papel de la Red en su estallido. Es probable que se haya exagerado, pero es indudable que, como el propio Gadafi advertía, haya sido decisivo. La pobreza, la falta de libertad y la violencia eran el material inflamable. Las revelaciones de Wikileaks aumentaron la temperatura. Cuando el vendedor ambulante tunecino Mohamed Bouazizi se inmoló en las calles de Sidi Bouzid, las redes sociales estaban preparadas para amplificar la chispa que encendió una hoguera que arrasó el norte de África.

Ese fuego pronto saltó a Europa y se propagó por las calles de España. El 15 de mayo, la #spanishrevolution voló desde la Puerta del Sol al mundo y aún anda dando guerra hasta en los aledaños de Wall Street, donde se alojan los cerebros financieros que parieron la crisis económica que nos devora.

Lo que empezó casi como un juego se ha transformado en un arma de acción política y de control social del poder y los medios. Desde la Red, desde Facebook o Twitter, ciudadanos de todo el mundo y de todas las procedencias sociales tienen la oportunidad por primera vez en la historia de hacerse oír sin intermediarios.

Pero no todo es tan sencillo en este nuevo ecosistema. El especialista norteamericano Nicholas Carr lo advertía durante la gira de presentación de su libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?: “Creo que la tensión entre la libertad que nos ofrece Internet y su utilización como herramienta de control nunca se va a resolver. Podemos hablar con libertad total, organizarnos, trabajar de forma colectiva, incluso crear grupos como Anonymous, pero, al mismo tiempo, Gobiernos y corporaciones ganan más control sobre nosotros al seguir todos nuestros pasos online y al intentar influir en nuestras decisiones”.

Una visión inquietante. Cuando empezábamos a creer en la libertad y el poder revolucionario de la Red, nos dimos cuenta de pronto de que esa misma potencia puede ser empleada en nuestra contra. Incluso lo que se nos presenta como un paraíso para el acceso al consumo a precios bajos se puede convertir en una trampa.

La era de la interconexión

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