La ONU es consciente de la dificultad de la población para acceder a energías limpias. 1.400 millones de personas carecen de acceso a la energía moderna y 3.000 millones dependen de la “biomasa tradicional” y el carbón como las principales fuentes de energía, según la ONU.
La idea es producir una energía más económica y menos contaminante que la actual y mejorar con ella la calidad de vida de las comunidades más desfavorecidas. Una solución es aumentar la inversión en tecnología, buscando el apoyo de gobiernos, empresas privadas y asociaciones civiles.