En México hubo 7 asesinatos de periodistas y
trabajadores de la información y 4 desapariciones forzadas, además de decenas de atentados; en Brasil se registraron 7 asesinatos, 4 en Guatemala, 4 en Colombia, 4 en Honduras, 1 en Ecuador, 1 en Perú y 1 en Nicaragua.
Estas cifras resultan espeluznantes en una región en que no existe ninguna guerra formal y entre las víctimas se encuentran periodistas de 3 países que pusieron en marcha mecanismos de protección para los trabajadores de prensa, aprobados por ley o por iniciativa gubernamental.