En unas horitas ya está aquí el 2013, ¡Feliz Año!
La mayoría de las celebraciones operísticas del 2013 se las van a repartir dos de los grandes compositores de la segunda mitad del siglo XIX, uno alemán y otro italiano, Richard Wagner y Giuseppe Verdi, este año es el bicentenario de su nacimiento, acaecido en 1813. Dos maneras contrapuestas de entender la relación entre la orquesta y el canto pero que tienen en común la intención de enriquecer el valor dramático de la ópera. Aunque hay que tener en cuenta que Wagner, además de músico era dramaturgo, a diferencia de Verdi, que acudía a terceros, se nutría de sus propios libretos, algo lógico cuando uno persigue la obra de arte total -la famosa palabreja: Gesamtkunstwerk-. En cuanto compositores ambos fueron conscientes, cada uno a su manera, de que era necesario renovar las viejas tradiciones y buscar nuevos horizontes. Desde finales del siglo XIX venimos arrastrando la polémica sobre la posible influencia de Wagner en la obra de Verdi y sobre la superioridad del uno sobre el otro. Discusiones estériles -a las que yo, debo confesar, soy bastante aficionado, si bien me las tomo como un pasatiempo- si de lo que se trata es de situar a uno por encima y al otro por debajo. A ver quién encuentra en toda la producción verdiana una melodía "infinita" cuando lo que caracteriza al de Busseto es totalmente lo contrario: cuando estaba especialmente inspirado, sus melodías eran bellísimas o arrolladoras y con frecuencia morían antes de ser desarrolladas hasta sus máximas consecuencias, Wagner no las hubiera dejado escapar pero os aseguro que hubiera tenido que componer doscientas o trescientas óperas porque la riqueza melódica, entendida como variedad, no era su objetivo. ¿Y quién es capaz de decirme dónde, en Verdi, encontramos ese leitmotiv asociado a un personaje, un símbolo, un estado psicológico, un acontecimiento... que es sometido a modificaciones de tiempo, intensidad, tomalidad, timbe o color instrumental y que rememora lo acontecido anteriormente o lo que todavía a de venir? Todavía hay aficionados a los que se les resiste la obra del alemán, conozco unos cuantos y algunos lo dicen con la boca pequeña, pero hay otros que todo lo arreglan aseverando que las obras de Wagner no son óperas (justo lo contrario a lo que yo pienso, en contra del mismo compositor, no son ni más ni menos que óperas, que ya es bastante), y también los hay que menosprecian el talento de Verdi por considerar que su melodismo es demasiado fácil y su orquestación demasiado superficial, también conozco alguno de estos. Es incuestionable que Wagner ha sido el compositor de ópera más influente de los últimos 200 años, un revolucionario, y es posible que sin su existencia la obra de Verdi hubiera sido distinta ¿pero alguien se atrevería a afirmar que Verdi no ejerció una importante influencia posterior? Aunque no uso cronómetros, y aunque quizás me equivoque, en los últimos años llevo muchísimas más horas dedicadas a escuchar ópera de Wagner que de Verdi, pero no es menos cierto que he llegado a dormirme en una representación de Siegfried, también es verdad que tras asistir algunas de sus óperas he salido conmocionado de una manera tal que con Verdi sería imposible, pero qué bien lo he pasado escuchando Un ballo, La Traviata, Il trovatore(afectivamente es mi ópera preferida), Otello, Falstaff... Y tú, ¿a quién quieres más, a papá o a mamá?
Audición propuesta: Wolfgang Wingassen canta Otello de Verdi y Aureliano Pertile canta Lohengrin de Wagner: