2014 ha sido declarado por Naciones Unidas Año Internacional de la Cristalografía. Se conmemora el centenario de la difracción de rayos X y el 400 aniversario de la observación de simetría en los cristales de hielo. Con este panorama, Juan Manuel García-Ruiz, experto internacional en cristalización de fármacos y proteínas hace la siguiente reflexión:
Cristales gigantes de Naica, en México
“En el lenguaje cotidiano la palabra cristal evoca conceptos como pureza, transparencia, poder, solidez, perfección, razón o inteligencia… Todos ellos están justificados porque aluden a las propiedades físicas y químicas que han caracterizado a los cristales a lo largo de la historia, y a cómo se han transmutado esas propiedades a nuestro acervo cultural. La fascinación que tenemos los humanos por los cristales es de origen ancestral. Fueron objetos de culto por su singularidad y belleza armónica de líneas rectas tan distintas de las curvas que traza la vida. Por ellos los hombres mataron, con ellos amaron, y a ellos le atribuyeron infundadas propiedades mágicas que aun hoy perduran.
Pero los cristales son mucho más que todo eso. Son la base de la tecnología para láseres, semiconductores y superconductores, materiales fotovoltaicos o baterías… También serán la base de la tecnología del futuro a través del grafeno o cuasicristales. Son valiosos en la industria de la alimentación, en agricultura y en cosmética. Y en forma de minerales atesoran información sobre la historia de nuestro planeta y de otros mundos, una información que todavía tenemos que descodificar.
Pero sobre todo son el único “microscopio” que tenemos para llegar a ver la organización de los átomos y moléculas que forman la materia. Gracias a la interacción de los cristales con los rayos X conocemos la estructura del ADN y de las proteínas. A través de la metodología desarrollada por los cristalógrafos podemos estudiar la estructura de las medicinas y sus mecanismos de acción. Gracias a la cristalografía se comprende la vida y se salvan vidas. No es de extrañar que esta disciplina desconocida haya dado ya 28 Premios Nobel.
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