Alguien decía que lo único que permanece constante es el cambio. Al cine español le costó mucho evolucionar, pero casualmente, en esta época de crisis, están apareciendo el talento y la modernidad. El 2014 no podía empezar de mejor manera con el megataquillazo de "8 apellidos vascos" de Emilio Martínez Lázaro, pero posiblemente no sea la única grata sorpresa (como se está demostrando en la 17 edición del Festival de Málaga).
Todos estos trabajos me dan motivos para pensar en la reconciliación definitiva del cine español y su público. En estos momentos, donde la cultura ha pasado a un segundo o tercer plano, es curioso descubrir su apuesta por la comedia, el mal llamado producto comercial, y el reto de llegar al mayor número de personas posible. Las películas de carácter social, que podrían aflorar (porque motivos tienen), son un porcentaje muy reducido del total. Una manera clara y eficaz de callar la boca a tantos detractores más influenciados por su apuesta política que por el criterio objetivo (básicamente porque la mayoría apenas ha visto películas españolas como para valorar su calidad).
Espero que a partir de ahora se deje de asociar cine español con los Bardem, Toledo ó San Juan de turno y se empiece a valorar un conjunto que viene con grandes trabajos de gente joven, con un chip distinto y más cercano. El cine español es mucho más que tres nombres, el 2014 será buena prueba de ello. Ah! Y además nuevo Torrente, nuevo REC y Mortadelo y Filemón para finales de año!
José Daniel Díaz