2014: lecciones de la vida (iii)

Por Mbbp
dic
30
2014 actualidad // Coaching personal // Personal

2014: LECCIONES DE LA VIDA (III)

Escrito por Miguel Benavent de B.   Sin comentarios

Continuación…

La vida misma

Y este pasado año he seguido adelante con esa percepción de que la vida ahora está y mañana quien sabe si aún lo estará! Y eso me ha permitido vivir cada día de mi vida como si fuera el último, aunque creando momentos singulares, mágicos e irrepetibles, que merecen ser guardados en el “haber” de mi vida y recordarlos para siempre, mientras viva. También se me ha ido fijando esa idea de que hoy mi vida vale cuanto quiero y merezco, aunque hay que estar siempre preparado para abandonarla, pues la muerte no avisa con antelación. Y ello me ha llevado, aparte de despojarme de lo inútil en ella, a cuidar los momentos y los detalles porque son lo que crean la felicidad simple, cotidiana y compartida. Así, este año que ahora acaba -y cada año más- he aprendido a atesorar personas, momentos y lugares que he sabido fijar en mi corazón, para siempre y no tanto en mi retina o en mi memoria, fugaz y temporal donde las haya.

Puertas que se abren y otras, que se cierran

También en este año he seguido aprendiendo que la vida es un continuo abrir y cerrar puertas, como parte de ese ciclo pemanente de cambios que es la vida. Que cada una dura lo que dura y que es inútil intentar mantener todas abiertas o cerradas para siempre, simplemente porque las personas, su sentido y la vida cambia a cada instante. Aunque es verdad que a ratos me he obstinado y me obstino a mantener abiertas algunas que significaron y significan algo realmente relevante en mi existencia pasada, presente y futura. Aunque no sé si será posible, lo que sí puedo afirmar que formaran una parte importante de mi vida, para siempre. Saber crear esos instantes es un privilegio, como lo es dejar que la vida decida lo mejor para mi vida y para mí, a cada momento.

Sufrimiento, el justo y necesario

También durante este año he seguido aprendiendo a no sufrir gratuitamente o, al menos, a buscarle su propio sentido el sufrimiento. Eso me está costando, ante situaciones que me conmueven y me duelen, en el corazón. Pero ya admito que el dolor es una emoción inherente al ser humano, aunque no lo sea el sufrimiento gratuíto, que lo considero una opción en la vida, por tanto algo que se puede cambiar. Aún así, reconozco que aún me duele el dolor y el sufrimiento ajenos más que el propio que acepto, sobre todo de quien amo…

Al dolor como emoción hay que mirarlo de cara, mientras que al sufrimiento que se cronifica en nuestra vida hay que considerarlo un mal hábito que hay que intentar abandonar, aunque cueste. A veces solo hay que tomar la firme decisión de dejar de sufrir, pues demasiadas veces creemos que nuestra capacidad de sufrir por alguien o por algo es proporcional a nuestra capacidad de amarlo. Sin entrar en interpretaciones en la historia y condicionantes de cada uno, ya sean personales, religiosos y/o culturales, el constante sufrimiento como forma de vida es una esclavitud autoimpuesta más. En cualquier caso, el sufrimiento cuando es inevitable -como el dolor- es un mero aviso para despertar a la vida. Y entender eso le da sentido pleno… y te enseña a sufrir solo por lo que vale la pena!

Seguirá…