Finalizado el año, a todos nos da por hacer balance. En el caso de los blogueros bibliómanos, es casi inevitable hacer un recuento de las lecturas del año, de los libros que más han gustado, de los descubrimientos literarios o -si el año se ha dado particularmente mal- de las decepciones librescas. Me resulta muy entretenido fisgar en las largas listas de los demás pero, como ya dije en ocasiones anteriores, soy malísima para llevar este tipo de cuentas, de modo que ni sé a ciencia cierta cuántos libros he leído durante el año ni -por lo que se refiere a los que recuerdo- soy capaz de situar con precisión en qué momento lo hice. Es verdad que algunos, los menos, han ido saliendo en este blog, aunque eso no quiere decir que no haya leído otras muchas obras que me gustaron y no encontré el tiempo o el pretexto para traerlas por aquí. Así, desecho por imposible la idea de hacer una lista o una selección. Pero, rebuscando en mi memoria, se me ocurre que sí vale la pena mencionar ciertos libros que llegaron a mí por caminos inesperados. Porque está muy bien hacerte con la obra más reciente de un autor que admiras o comprarte esa novela que tanto te han recomendado. Satisfacción casi asegurada. Ideal. Sin embargo, aún mejor es cuando salta la sorpresa, cuando ese libro que coges por casualidad, distraídamente y sin mayores expectativas, resulta ser una lectura estupenda. Y, aunque no sean frecuentes, algunas de esas han habido en 2014. Libros que no busqué, sino que salieron a mi encuentro.
Finalizado el año, a todos nos da por hacer balance. En el caso de los blogueros bibliómanos, es casi inevitable hacer un recuento de las lecturas del año, de los libros que más han gustado, de los descubrimientos literarios o -si el año se ha dado particularmente mal- de las decepciones librescas. Me resulta muy entretenido fisgar en las largas listas de los demás pero, como ya dije en ocasiones anteriores, soy malísima para llevar este tipo de cuentas, de modo que ni sé a ciencia cierta cuántos libros he leído durante el año ni -por lo que se refiere a los que recuerdo- soy capaz de situar con precisión en qué momento lo hice. Es verdad que algunos, los menos, han ido saliendo en este blog, aunque eso no quiere decir que no haya leído otras muchas obras que me gustaron y no encontré el tiempo o el pretexto para traerlas por aquí. Así, desecho por imposible la idea de hacer una lista o una selección. Pero, rebuscando en mi memoria, se me ocurre que sí vale la pena mencionar ciertos libros que llegaron a mí por caminos inesperados. Porque está muy bien hacerte con la obra más reciente de un autor que admiras o comprarte esa novela que tanto te han recomendado. Satisfacción casi asegurada. Ideal. Sin embargo, aún mejor es cuando salta la sorpresa, cuando ese libro que coges por casualidad, distraídamente y sin mayores expectativas, resulta ser una lectura estupenda. Y, aunque no sean frecuentes, algunas de esas han habido en 2014. Libros que no busqué, sino que salieron a mi encuentro.