Sé que este blog, como todos, tiene seguidores constantes, amigos, conocidos y saludables que se asoman a él, con mayor o menor frecuencia, como quien entra un rato en una casa cuya puerta el dueño mantiene abierta. Pero la página de información estadística de blogger demuestra que la gran mayoría de quienes visitan esta bitácora son desconocidos: gente que accede por google o facebook, desde Argentina, Indonesia, Portugal, México, Estados Unidos, China, Polonia o lugares más inverosímiles todavía. Algunos recalarán por accidente, atraídos, quizá, por el título de alguna entrada; otros, guiados por alguna antipatía o enemistad previa, husmearán contrariados; otros, en fin -quiero pensar que la mayoría-, habrán leído algo mío y sentirán interés por lo que escribo, o habrán descubierto por casualidad las corónicas y les gustará saber qué más cosas cuento en ellas. A todos -a los amigos que me acompañan, aun en silencio, y a los desconocidos, cuya presencia me intriga y me estimula- os deseo una feliz Navidad y un venturoso Año Nuevo.