1. Con los 30 he reafirmado mi gran pasión: escribir. Empecé en casa con ceras Manley en las paredes del salón (mis padres, muy coherentes ellos, decidieron no pintar ni mejorar la casa hasta que cumpliese los 10, así he desarrollado una creatividad impresionante a base de escribir y pintar en paredes al son de Bob Marley, The Beatles, Mike Olfield y Xuxa en el tocadiscos de vinilos); en el colegio con notitas a mis amigas, en diarios, en mi muro de Facebook, en fotos de instagram, y hace 3 años, con este blog.
2. No me gusta ser hija única: da igual que tenga 27 o 30. NO me gusta nada. Y tener a mi único hermano en Madrid no mola. Nada de nada!
3. Sabes que algo falla cuando tienes 30, y te das cuenta que hasta los 27 los pantalones que te compraste con 20 te seguían valiendo. Con 30, ni en apnea te los metes. #fail
4. Vuelves a ver que algo falla, cuando NI DE COÑA te parece buen plan "hacer litros" (véase, "botellón" en el resto de la península), en Luzarra, Iturribide, o peor aún en una campa perdida de vete tú a saber dónde.
5. Ni qué decir que la guarrada aquella de Licor 43 con batido de chocolate o chupitos de algo con nata montada, no es buena idea ni con 30, ni con 20. Ahí anduve adelantada a mi tiempo, jamás he pagado por semejantes atrocidades.
6. Te haces socia del club Eroski, del Carrefour, de Ikea… vamos cual maruja compulsiva con tarjetas de plastico atiborrando la cartera. Y ninguna es black. Una pena.
7. A tus primos de 7, 5 y 3 años les pareces la leche. El de 1 menos mal que todavía no habla… cuando se junten los cuatro para intentar adivinar mi edad y suelten números del 45 para arriba, miedo me dan. Pero son tan monos cuando te dicen que eres súper guapa y la "tata más guay" o cuando le ponen tu nombre a un pony rosa… Pues eso. Te los comes. Aunque te pregunten si tienes hijos y dónde están.
8. Hasta el moño de los grupos de whatsapp. Con 15 me moría por un SMS en mi Nokia 3310, ahora tengo todo en silencio.
9. Empiezas a valorar meter en tu día a día la palabra esa "detox" de la Vogue.
10. Vuelves a intentar meterte en ese vaquero maravilloso que en su día te costó 200€ (sí, locuras de los 25). Nada, lo de la apnea no funciona.
11. El plan de vinos con los amigos un VIERNES (ya ni el sábado, qué triste…) mola mucho.
12. Pasas de distinguir kalimotxo con Cocacola o con Pepsi sólo con olerlo, a distinguir Txakoli, Verdejo o Albariño. He de decir que lo del kalimotxo no son muy experta, es algo que hacen mis amigas, sorry, pero NEVER kalimotxo.
13. Viajar a Benidorm con 30 no es buen plan. Si no hay mínimo una escala en avión y desplazamiento en bus y/o taxi, no es un viaje.
14. No hay supersticiones. El punto 13 existe. Y los gatos negros, la sal, las escaleras…
15. Descubres las series subtituladas, y te las tragas en inglés americano con tu hermano. ¡¡Y las entiendes!!
16. Cosas raras que pasan a los 30: llama la de Orange, y te llama "señora". Llama la de Jazztel y te dice si están tus padres, que no pueden hablar con un menor. (Os juro que me ha pasado)
17. Con 30, para ciertos trabajos eres un dinosaurio, para puestos de responsabilidad eres junior.
18. En el banco te preguntan por tu plan de pensiones (y te sale la vena de MATAR MATAR MATAR)
19. Genialidades: vas con tu hermano por la calle (tres años menor) y te sueltan eso de "¿¿sois mellizos??". El ego por las nubes. No os imagináis lo guapísimo que es mi hermano. Mola ser su melliza con tres años de diferencia.
20. Tus vecinos te preguntan si sigues viviendo en casa de tus padres. Pues sí, señora, sigo viviedo en casa de mis padres. Y encantada, que son los mejores.
21. Pides pescado en los restaurantes, cuando tus padres hasta los 20 tenían que hacer milagros para que te lo comieras. J en la treintena ha descubierto el dulce… cada uno a su ritmo. :D
22. Te quejas. Por todo. Mira, en esto el blog me ha ayudado mucho: voy a comer o cenar, me atienden o sirven mal, me quejo. Que me hacen caso, salgo contenta y feliz y escribo con cariño. Que me dan por saco, pues post al canto. Y no de los amables. C'est la vie.
23. Va, tercer intento, igual es cuestión de salir de la ducha y no darse crema hidratante… a ver si sube el maldito vaquero. Nada, ni de coña.
24. Con 20 haces lo imposible para que los chicos te hagan caso, que ellos, a los 20 andan atontados (lo siento queridos, es así, pero es pasajero, con 30 os volvéis medio normal, solo medio). Con 30 sabes lo suficiente para reirte una semana entera con la vacilada que le pegas a los que se te arriman. Que oye, parece que huelen eso de que tienes pareja, de repente, todos muestran interés.
25. La carne poco hecha. Pasas de la zapatilla por detrás tris tras a que te sirvan la carne haciendo MUUUUUUUUUUU. (I, ya llegarás a los 30!)
26. Te niegas a ir a la zona de "woman" en Zara y te empeñas again, anda again en meterte en un vestido de "trafaluc", desde luego no fabricado para una chica de 1,73m y 63kg. Pero te pegas la sudada en el probador, "por si acaso…"
27. Te invitan a bodas. Y más bodas. Y veeeeeenga bodas. Y veeeeeeeeeenga modelitos, mientras J pasea su traje perfecto en todas ellas, vistiéndose 24 minutos antes.
28. Adoras el sushi. (A ti te llegará, T!)
29. Y adoras a todos aquellos que leen tus paranoias en este blog. Como tú, por ejemplo, que seguro que te has identificado con mucho, y con otros, te lo has imaginado. Si has conseguido entrar en ese vaquero de cuando tenias 20, por Dior, ¡¡¡¡dime el secreto!!!!
30. Y por supuesto, adoras aún más a tus padres, a tu hermano, a tu familia, a tus amigos… que ahí siguen, aguantando tus chaladuras, desde que eras Pitu. Bueno, aún me llaman Pitu, y eso, mola, de repente, te olvidas de que tienes 30.