Un golpe de la puerta la había despertado hacía rato, al principio se había quedado en la cama bajo su manta blanca de corazones de colores y su almohada con una funda a juego pero no había conseguido conciliar el sueño otra vez así que decidió levantarse y ponerse a leer, no quería hacer mucho ruido para no despertar a su hermana o a su padre así que con la luz encendida siguió dónde lo había dejado.
“...Él había corrido demasiado y se encontraba mucho más lejos de lo que ella pudiese imaginar así que decidió parar en un café de la ciudad pero, lo que menos imaginaba es que ella estaría allí, esperándoleen una posición que resaltaba lo que pasaba por su mente, reclamabauna explicación. No pudo hacer más nada así que se sentó en la misma mesay le pidió que no le siguiese más.- ¿Por qué? No lo entiendo, dijiste que me amabas- Y lo hago, y esa es la verdadera razón por la que huyo- No lo creo, si me amases te quedarías- Solo intento ponerte a salvo Eva, compréndelo...”
Por la mente de Lav solo pasaban las imágenes que en su pequeño libro describía. Era su autora favorita, aunque claro, tampoco había leído muchos libros como para decir que le gustaba o que no. Esa noche ni leyendo le entraba sueño así que decidió dejar el libro sobre la mesita de noche de madera color cerezo que tenía a su lado y levantarse a estudiar, en unos días tenía un examen y no debía suspender si al final de todo quería una plaza dentro del centro médico así que bajó al salón en busca de los libros que utilizaba su madre.
Dejó los libros en la gran mesa y volvió a subir a por el resto de material que necesitaría, mientras subía se fijó, a través de los espacios del barandal negro de hierro forjado de su escalera, que la puerta de la habitación de su hermana estaba abierta. Nunca la dejaba de esta manera así que o estaba despierta, o se le había olvidado cerrarla y Lav tenía la sensación de que había sido la segunda opción, así pues, decidió que lo mejor sería acercarse a cerrarla. Mientras más se acercaba a la habitación una sensación de angustia aumentaba y le oprimía el pecho cuando llegó lo comprendió todo, Gin no se había olvidado de cerrar la puerta, ni siquiera estaba despierta simplemente no estaba. Por eso el sonido de la puerta la había despertado, fue ella cuando abrió antes de salir.
- ¿Por qué no me habrá dicho nada? -susurró
No sabía que razón había para estar preocupada pero lo estaba y cuando se vio estaba con el teléfono en la mano marcando el número de Ian, pensó que si Ian no estaba en casa tal vez ella estaba con él.
- ¿Sí? -La voz adormilada de la madre de Ian sonó tras el teléfono.- Buenas noches, siento llamar a estas horas de la madrugada -cuando se fijó en el reloj que estaba al lado del teléfono se dio cuenta de que eran ya pasadas las 2 y sus ojos se abrieron en señal de sorpresa- ¿está Ian en casa?- Creo que sí, ¿de parte de quién?- De parte de Lavinia...- Ah, hola cariño no te había reconocido.- No pasa nada, es normal, acabo de despertarla.- No importa, ¿ha pasado algo?- No, simplemente ¿puede decirme de seguro que Ian se encuentra en casa?- Espera guapa, voy a mirar a ver si se encuentra en su habitación.- Vale, gracias -pasaron unos pocos segundos antes de que la madre de Ian volviese a coger el teléfono pero para Lav pasaron horas- No, no está. Habrá salido.- Bueno, gracias. Muchas gracias enserio.- De nada. Cualquier cosa ya sabes que aquí estamos. Ad...
Lavinia había colgado antes de terminase de despedirse, intentó calmarse y pensar, “bueno tal vez está con Ian y esa es la razón por la que no esté en casa.” Realmente eso no la conseguía relajar pero no podía hacer otra cosa mejor. Además estaría a punto de llegar, era demasiado tarde para que esos dos estuviesen dando una vuelta. Volvió a la habitación de su hermana y se fijó que en la mesa se hallaba un pequeño trozo de papel con la que reconoció la letra de Gin se acercó y se dio cuenta de que estaba doblado por la mitad y por un lado estaba escrito su nombre “Lavinia”. Lo abrió y lo leyó :
“Sé que si no me encuentras te mosquearás así que decido dejarte la notapara decirte que voy a salir ya que tú estás durmiendo, no sé a que horavolveré. Intentaré venir lo más pronto posible. Asuntos de trabajo y despuéshay una especie de fiesta con ellos. Un beso, te quiere tu hermana”
Cogió la nota y la bajó junto al montón de lápices y gomas que llevaba en la mano se sentó en la mesa y empezó a estudiar, después de saber que su hermana había salido por trabajo se calmó y pudo centrarse. Puede que pasaran dos o tres horas cuando el sueño la venció y decidió subir a la cama otra vez dejando todo tirado en la mesa, ya lo recogería al día siguiente.