La soltería es un estado bastante absoluto que exige fuerza de voluntad, constancia y un control férreo de rutinas y horarios para no despeñarse por la pendiente del descontrol absoluto.
El solterismo de corta duración, intermitente y con fecha de inicio y fin es un estado temporal en el que puedes relajarte, dejarte llevar por la inercia y como te descuides, alcanzar unas cotas de descontrol que creías fuera de tus posibilidades.
Día 1
Compra de supervivencia. Descubro que comprar lo mínimo no me sale. En seguida me lanzo a cantidades absurdas o los envases son muy grandes para mi sola. Mi lado organizativo maternal es todavía poderoso en mi y compro pensando en menús equilibrados: verdura, pollo, huevo, fruta, yogures, leche y un capricho: pizza... Una compra decente.
Día 3
¿Para qué llenar un tuper para comer en el curro si puedo comer un sandwich? Decido comprobar la resistencia del pan de multisemillas metiendo dentro todo lo que pillo en la nevera. Mi nueva mejor amiga es la mayonesa.
Día 5
Al llegar a casa me cambio de ropa y al ir a colgarla detrás de la puerta, fallo y se cae al suelo. Se queda ahí. No tengo remordimientos. Me siento rara.
Día 6
Me descubro a mi misma tumbada en la cama, con el ordenador en las piernas y los pies apoyados en la pared. No sé si soy una soltera sobrevenida o tengo una regresión a los 18 años. A los 18 de una peli americana. En mis 18 años ni tenía portátil, ni escribía, ni tenía un cuarto para mi sola.
Día 7
Al salir de la ducha y abrir el cajón de la ropa interior, éste se desliza ligero al suelo. Descubro horrorizada que no me quedan braguitas limpias. ¿Cómo es posible? Por el rabillo del ojo atisbo un montón de ropa sucia... mirándome con reproche.
Llego tarde a los libros de colores así que tengo que decidir entre la lencería de lujo o la de regla. Opto por la de lujo. ¡Un día es un día!
Antes de salir de casa pongo la lavadora. Mi parte de madre/ama de casa/ tía organizada me grita ¿Vas a meter toda la ropa mezclada, sin separar por colores? ¿Vas a dejar la ropa todo el día en la lavadora hecha un guiñapo?
Cierro de un portazo y me voy escuchando de fondo el ruido de la lavadora.
Día 8
De madrugada tiendo la lavadora...hecha un guiñapo.
De más madrugada, compro ropa interior por internet.
Día 10
Abro el armario para coger una taza para desayunar y no queda ninguna. Me subo a una banqueta para comprobar que efectivamente no queda ninguna limpia. Abro el lavaplatos y allí están todas mirándome... sucias. Saco mi favorita, la friego.
Abro el cajón de las cucharitas. ¡No quedan! ¿Cómo he conseguido fundirme todas las cucharitas? Abro el lavaplatos, saco una y la friego.
El lavaplatos está a medias pero lo pongo. Mi voz interior grita ¿vas a poner el lavaplatos sin estar lleno?
Cierro la puerta y me voy mientras oigo su dulce murmullo.
Día 11
Abro el lavaplatos para colocar las cosas limpias. Me freno en seco. ¿Para qué? Mejor las voy sacando según las necesite y ahorro trabajo.
Es un pensamiento tan de solterismo que me entra la risa.
Refunfuño mientras relleno el azucarero...durante los últimos 4 días he tenido la absurda esperanza de encontrármelo lleno al desayunar. No ha funcionado.
Día 12
Un día que ceno en casa. Abro la nevera, miro. Cierro.
¿Y si ceno un desayuno? Ferpecto.
Día 13
Bajo a los chinos a por leche. Y pan. Me he quedado sin pavo para mis sandwiches ilustrados. Compro "Finissimos". Reflexiono sobre cómo sería de buenísimo "finissimo" como nombre para unos condones.
En un alarde de responsabilidad me hago una tortilla de patata para cenar y ensalada. Y me pongo mantel.
Día 15
- Moli, pero pero pero ¿Qué llevas en el maletero?- Pues cosillas.
Mi maletero se parece peligrosamente al de un tío soltero: dos forros polares, una cazadora vaquera, un gorro de paja, varias bolsas vacías, 8 triángulos (esto tengo que mirarlo, no sé si soy cleptómana de triángulos), 3 chalecos amarillos, una camiseta que no es mía y un par de calcetines que tampoco.
Día 16
Me descubro cenando un desayuno a las 23:30 de la noche y no soy consciente de qué he hecho desde las 18:00 que llegué a casa. Bueno, sí se lo que he hecho pero no me he enterado.
Cuando eres soltero las 8 de la tarde marca una hora en la que suele empezar el tiempo libre o la diversión: el gimnasio, las cañas, el cine o lo que sea. Cuando eres padre las 8 de la tarde es la hora del horror: baños, duchas, deberes por terminar, cenas...agotamiento supremo.
Cuando eres solterista las 8 de la tarde sencillamente pasan, y las 9 y las 6 y la hora que sea. Descontrol horario.
Día 17
Purpurina.
Día 19
¿Y si me lo pongo sin planchar?
Día 21
Último día de solterismo extremo. Toca recoger el cuarto de adolescente, ordenar la ropa y limpiar un poco. Para celebrarlo decido cenar la pizza del Dr. Oetker que tengo en la nevera.
Enciendo el horno, me pongo una copa de vino, saco la pizza y ¡no doy crédito! He conseguido que una pizza refrigerada se ponga mala y el moho la cubra por completo.
Después de 21 días el solterismo es poderoso en mi.
enos mal que hoy voy a pasar la tarde haciendo la compra con laz princezaz. Me espera un mes de horarios, menús, ropa limpia en el cajón, lavadoras llenas por colores y lavaplatos que sirven para limpiar y no sólo para guardar los cacharros sucios.
Para el próximo mes, espero que me haya llegado ya la ropa interior y compraré condones aunque no sean finissimos.