En cualquier caso, observando la tremenda evolución de la inteligencia artificial sí que podemos intuir por donde van a ir los tiros, sobre todo porque yan son posibles hazañas como la del programa AlphaZero, que aprendió a jugar ajedrez mucho mejor que cualquier maestro humano en solo cuatro horas. En realidad, 21 lecciones para el siglo XXI no quiere ocuparse tanto del futuro como del presente. Analizar cual es la realidad actual, cuales son esos retos que están ya acuciando al ser humano y que deben ser resueltos en los próximos años: el cambio climático, la saturación de información que padece el ciudadano, el ascenso imparable de China, la crisis de la democracia... Uno de los más singulares, impensable hace solo algunos años es el Big Data. Google empieza a conocernos mejor que nosotros mismos, por lo que cada vez será capaz de afinar más a la hora de tentarnos con nuevos productos adaptados perfectamente a nuestros gustos y debilidades, incluso podrá llegarse al punto de que cree productos completamente personalizados (música, ropa) que nos sean absolutamente irresistibles: los algoritmos personalizados podrán llegar a tomar el timón de nuestras vidas y tomar decisiones por nosotros, lo cual acogeremos con plena satisfacción.
Otra de las realidades en la que hemos profundizado de manera frenética en los últimos tiempos es en la de la globalización. Ya no podemos controlar de donde viene lo que consumimos, ni siquiera sabemos si con nuestras acciones estamos contribuyendo a fomentar las injusticias que todavía janolan diversos puntos de nuestro planeta:
"¿Soy en verdad culpable de todo esto? No es fácil decirlo. Dado que dependo para mi existencia de una red alucinante de lazos económicos y políticos, y dado que las conexiones causales globales están tan enredadas, me cuesta responder incluso a las preguntas más sencillas, como de dónde viene mi almuerzo, quién elaboró los zapatos que llevo y qué está haciendo mi fondo de pensiones con mi dinero."
Los próximos años serán protagonizados por cambios jamás vistos ni esperados en la historia de la humanidad, hasta el punto de que el concepto de ser humano, podrá ser objeto de interpretaciones, ya que quizá lleguemos a ser capaces de mezclarnos con el flujo de datos que ya condiciona nuestras vidas y habitar en paraísos virtuales fabricados a medida de nuestros más íntimos deseos. Lo que vaya a ser realmente el futuro inmediato ya no depende de nuestras decisiones, porque nuestros márgenes de libertad cada vez serán más absorbidos por los algoritmos. Sin embargo, conservar un pequeño resquicio de personalidad que no pueda ser intuido ni analizado por las máquinas quizá sea lo que pueda conservar los lazos con nuestro antiguo ser.