Hoy quise recordar, y en los recuerdos todo se vuelve especial, como este poema que escribí ya hace algún tiempo para alguien muy especial, tanto que deje parte de mi alma en sus labios y en su eterna sonrisa.
Guardé
mi locura en un cajón
que oculté bajo mi almohada
envuelta con caricias
y la imagen de tu cara.
Lancé
la desdicha y la desgana
los minutos sin palabras
el dolor de la distancia
los, tal vez, sin esperanza.
Me guardé
el calor de tu mirada
la sonrisa de tus labios
el sabor de tus palabras
el perfume de tu pelo
cuando rozaba mi cara.
Escondí
bajo mi pecho tu nombre
acurrucado en mi alma
en un lecho de azucenas
y un te quiero que lo tapa.
Dejé
sobre el aire de tus alas
mil renglones aun vacios
que llenaré de mil mañanas.