El caso es que ayer tuve otro encontronazo con la niña a cuenta de fregar la cocina.
Para aquellas que no lo sepáis, tengo una niña de doce años con un pavo que le coge todito entero todo el cuerpo. Y ayer, estaba castigada a fregar la cocina después de comer. Total, que llena el cubo con poquita agua, echa un mini chorrillo de fregasuelos y se pone a fregar.
vía 5estrellicas.es
¡Madre mía! ¡Qué arte! ¡El mocho sólo rozaba el suelo! Nada de fregarlo. Rozarlo como la que pasa malamente el plumero por las estanterías.
A su tía y a mi nos dio la risa, lógicamente. Y ella, que tiene demasiado orgullo y amor propio, se cogió un cabreo toledano pero terminó fregando toda la cocina.
No soy yo de enseñar labores domésticas. No creo que haga falta empezar pronto con ese coñazo. Es una cosa que, antes o después, aprendes a hacer sin necesidad de "extra escolares". Ni a ella ni a los niños. Es algo que si puedo, prefiero pagarlo y que me lo hagan porque yo también lo odio. Y, aunque no hay que negar ningún tipo de conocimiento, pues como que ese me da pena y pereza tener que enseñarlo.
Mi madre tampoco fue de esas madres que inculcan los quehaceres domésticos a sus hijos. Y lo digo tal cual, hijos. Tengo dos hermanos y son mucho más apañados, domésticamente hablando, de lo que soy yo. Es una parte de la vida familiar que no me gusta y aborrezco. Y ha sido así de siempre.
Mis amigas han sabido manejarse siempre en ese terreno desde pequeñitas y yo, pues como que lo he aprendido cuando lo he necesitado. ¡Tampoco hay que ser Einstein para coger el mocho!
El caso es que me temo que, lamentablemente y después del super cabreo irracional que se pilló, la niña seguirá fregando la cocina durante toda la semana. Verás como al final, aprende y ¡pasa el mocho con mucho más arte!
Y vosotras, ¿enseñáis a vuestras hijas? ¿Os obligaron a hacerlo de pequeñitas?