Tengo la manía de recortar de revistas y periódicos, todo aquello que me gusta, me llama la atención o me interesa.
Tengo recortes de vestidos, joyas, accesorios, zapatossobre todo, que luego pego en una hoja y se lo entrego a Los Reyes Magos. Algunas veces me traen lo que pido. Sólo algunas…
O bien los guardo por si alguna vez los puedo copiar o utilizar.
Otras veces, yo misma me acerco a las tiendas para intentar conseguir aquello que me ha gustado y recortado, pero por alguna extraña razón, las tiendas nunca tienen aquello que publicitan. ¿Por qué será?
También tengo recortes sobre artículos interesantes independientemente del tema, exposiciones a las que me gustaría asistir, alguna que otra entrevista…
Por cierto, que tengo ahora mismo aquí a mi lado, un recorte de una exposición que os animo a visitar para todas aquellas que viváis en Madrid o vengáis a visitarnos proximamente: las fotografías de la última edición del World Press Photo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y que estará hasta el próximo doce de octubre. ¡Yo iré seguro!
Vamos, que por donde abras mi armario o cualquiera de mis cajones, te puedes encontrar con recortes. Algunos incluso ya ¡hasta descoloridos!
Recuerdo una película que siempre me ha encantado, Armas de Mujer con Melanie Griffith, Sigourney Weaber y Harrison Ford. En ella, la secretaria ocupa el lugar de la jefa y consigue firmar un contrato muy exitoso basándose en un recorte de un periódico. Por supuesto, le quita el novio a su jefa además del trabajo… Seguro que la habéis visto.
Siempre he tenido la vaga sensación de que algún día uno de esos recortes, como en la película, me abriría las puertas de algo importante. Pero, de momento, sólo me han abierto las puertas a muchas cosas buenas e interesantes aunque no pierdo la esperanza (nunca se sabe dónde estará la oportunidad escondida)
Aprovecho también para recomendaros la banda sonora de Carly Simon que es también magnífica (así como quien no quiere la cosa)
Pues eso, que algunas veces los recortes no son malos. Sólo depende de qué tipo sean y del ánimo con el que los leas... o los mires.
¿Alguna en la sala con la misma manía de recortar y tener su casa como un kiosco sin barrer?