2239.- ¡Vuelvo a creer en el ser humano!

Por Siona @laboresenred
O al menos, en un niño...
Recordaréis el post del miércoles pasado en el que os comentaba mi pérdida de fe en el ser humano pues ayer, mientras esperaba en un semáforo dándole vueltas al post de hoy, un niño de unos nueve años, me devolvió esa fe ¡a lo grande!
Os cuento.
Ayer por la tarde, sobre las cinco de la tarde, esperaba en un semáforo en mi camino de casa al colegio. Había, esperando a que el semáforo se pusiera en verde para los peatones, varias personas, entre ellas, un hombre ciego
Se pone en verde, sin el característico sonido para los ciegos, y cruza la señora filipina con el carrito del niño. Cruza otra señora y de frente al invidente, cruza otro señor.
Éste le ve y titubea sobre ayudarle o no pero cuando ya se decide, aparece tranquilamente un niño tirando de su mochila con ruedas, coge al invidente del brazo y le ayuda a cruzar la calle sin más miramientos. ¡Con toda la naturalidad del mundo!

vía www.dibujosparacolearinfantil.com


Al llegar al otro lado, el señor invidente le da las gracias, tira de frente y el niño, hacia arriba caminito de su casa, supongo.
Os prometo que aplaudí dentro del coche. Casi lloro. Grité "¡Ole, ole y ole!" cual posesa y no pité por no asustarles pero me quedé con las ganas de pegar un bocinazo tremendo, cual camión americano, para hacerle la ola al niño y agradecerle su gesto como fuera.
¡Con que naturalidad! ¡Con que tranquilidad! Sin ser consciente que dentro de un coche, una maruja casi histérica le agradecía el gesto bailando, gritando y llorando. 
Un simple gesto. Eso que el otro día no tuvieron a bien hacer ninguna de las personas que rodeaban a Javi. ¿Será la inocencia de los niños? ¿Será que los adultos ya estamos tan renegados con la vida y el mundo que nos hemos vuelto insensibles?
No quiero ponerme negativa. Este niño, al que espero ver muchas otras veces cruzando delante de mí, me ha devuelto la fe hacia nuestros congéneres. Me ha dado una gran lección de vida
Él no esperaba nada. Él actuó de manera natural: señor ciego que no puede cruzar, le doy la mano y cruzo con él. Y luego, cada uno para su lado. Y ya está. Sin más aspavientos. Sin fiestas ni vítores. Es algo lógico el que yo, niño, ayude al ciego a cruzar. 
Así lo ve él. 
Pero mi mente de adulto renegado ve toda una acción digna de mencionar en un post, digna de alabanza incluso, digna de fuegos artificiales. Pero él, el niño, no. Él sólo ayudo a cruzar la calle a una persona que no podía. Ya está. Sin más.
¡Sin más! ¿Tú también lo ves "sin más"? O como yo, ¿te admiras de que algo tan natural suceda y tenga como protagonista a un niño?