Las Navidades y el Año Nuevo son momentos en los que como ya hemos comentado no faltan comilonas, ¿sólo en España? ¡No! Todo el mundo se ceba en estas fechas y recibe el año de una manera especial, nos deseamos feliz salida y mejor entrada como si al dar la medianoche del 31 de diciembre estuviéramos cruzando un agujero de gusano que nos lleve a través del espacio y el tiempo. Para muchos profesionales puede ser una noche más, para la mayoría, los que quedan trabajando dándolo todo, como la gente de la hostelería o el personal sanitario, esa noche puede ser el mismo infierno.
Pero volvamos a los recibimientos a pie de cocina. Muchos de los platos que se consumen esa noche vienen asociados a la superstición y buscan atraer la nueva suerte para el año que viene. En muchos casos es un derroche que implica el deseo de empezar el año nuevo con el bolsillo y el buche lleno.
A este hilo, el de la suerte, viene la tradición italiana de comer lentejas. Lo hemos oído mil veces, pero, ¿por qué? En la antigua Roma existía la costumbre de regalar a los viajeros a su partida una bolsita con lentejas llamada "scarsella" que se ataba al cinturón, la forma de esta legumbre recordaba a las monedas y su abundancia. Con el tiempo se extendió a desear buena fortuna en cualquier nuevo comienzo. El acompañamiento típico es el Cotequino o Zampone, un embutido de cerdo que une a todos los niveles sociales, otra manera de desear el bien y porque en todas partes, del cerdo gustan ¡hasta los andares!
En el sur de Estados Unidos de América también se consumen legumbres para la entrada del año nuevo. El origen en este caso está en la tradición judía presente en el Talmud que llegó con los sefardíes hacia 1730. En su caso toman "black eyed peas and greens", las judías con verduras pueden hacer las delicias de año nuevo de todos los que estén a dieta, ¡viva el potaje!
En Alemania dedican la noche de fin de año, la noche de San Silvestre, a tomar pescados y otros bichos de mar desde hace tiempo. El origen de esta tradición es incierto, puede venir de la tradición sueca en la que el pescado esa noche simboliza la buena suerte, aunque las malas lenguas dicen que la idea era reducir la ingesta calórica de esas noches. Destaca la carpa, un pescado difícil de conseguir y por lo tanto más caro, así como el salmón, cangrejo, langosta, ostras... Todo esto sin que falte el chucrut, al que se le asocia también la buena suerte.
Otra tradición alemana, en la que coincide con los países bálticos y especialmente con Grecia, es la costumbre de hacer un pan de año nuevo. En Alemania se llama Neujahrsbrot y se regala a familiares y amigos, se puede hacer con diferentes formas de lazo, trenza, redondo... y también en versiones individuales en vaso.
En los países bálticos el pan suele incluir un regalo, como nuestro roscón de Reyes con el que en España celebramos la Epifanía. Mientras en Grecia, el más destacado de la zona, se llama Basilespita o pan de Basilio. La costumbre es cortarlo en forma de cruz a medianoche siguiendo un ritual para bendecir el hogar.
Los panes dulces son comunes en los países nórdicos, que se consumen especialmente en ocasiones especiales como bodas, navidades, Yule, Año Nuevo... Un ejemplo es el Kransekake. Este tiene forma de anillos concéntricos que se disponen unos sobre otros formando un cuerno de la abundancia. La base de la masa es similar a la del mazapán.
Una de las comidas tradicionales de Año Nuevo que me llaman la atención es la japonesa. Estoy segura de que aquellos que se han encargado estas fiestas de la cocina van a mirarlo con ojos golosos por lo que supone. El Osechi Ryori y las vacaciones asociadas al comienzo del año son las más tradicionales de Japón. Esta ha sido la manera en la que la amas de casa han sobrevivido a los días en los que las tiendas de todo el país están cerradas. La comida se preparaba de antemano y se disponía en bandejas, siempre conservando la armonía en las formas y los colores, presentando piñas y flores de ciruela típicos de la época y todo aquello que simbolice buena fortuna. Estas bandejas compartimentadas se almacenan en estanterías en lugar fresco y seco, para ir consumiendo poco a poco por toda la familia. Pero no penséis que esos días son realmente de "vacaciones" y descanso porque se quitan de cocinar, ya que para el inicio de año también tienen la costumbre de hacer una profunda limpieza general de toda la casa. No sé qué prefiero, si guisar y fregar platos o poner todo manga por hombro para volverlo a ordenar. Hoy en día la mayor parte del osechi se compra en tiendas y supermercados, en algunos casos diseñadas por grandes cocineros, de ahí que la foto que acompaña sean imitaciones en parafina, idénticos al real que se venderá debidamente empaquetado al público.
Con todos estos platos para atraer los buenos augurios en el año que acaba de comenzar, os deseamos desde aquí, una vez más, ¡Buen provecho y feliz Año Nuevo!