229. Regresando

Publicado el 10 abril 2023 por Cabronidas @CabronidasXXI

    Cabrónidas regresaba, recargado y renovado, a la ciudad que volvería a anularlo, aunque no lo suficiente como para enloquecerlo del todo.

    Cabrónidas todavía retenía en sus receptores olfatorios la fragancia de pólenes desconocidos no irritantes. Y llevaba consigo la sensación liberadora de haber yacido en el verde mullido de una generosa extensión, abierta a un cielo supremo. En su corazón, palpitaba la paz de espíritu que supone agotar largos atardeceres en caminar junto a la orilla de un río que, por cierto y triste, no recordaba tan poco caudaloso.

    La canción sonaba a un volumen sedante, lo cual contribuía a que Cabrónidas condujera relajado, casi con la mente en blanco, preguntándose por qué parece que en las zonas boscosas los problemas no son tales, las amistades se fortalecen, y las cervezas y los besos con el sexo contrario saben mejor. La impasible vastedad de la autopista, siempre interminable, provocaba en él cierta paranoia banal. 

    Quiso el destino que Cabrónidas no tuviera ningún percance en el camino de vuelta. De modo que ningún vehículo en contradirección colisionó con el suyo. Ningún camión de contenedor de carga lo redujo a un amasijo de carne y metal. Thelma y Louise tampoco se precipitaron sobre él desde alguna zona elevada, aunque cada vez hay más personas cuya única salida es una huida hacia adelante.

    Cabrónidas, entonces, llegó con la luz de la luna a la acogedora soledad de su hogar. Encendió la lámpara del escritorio para alejar la penumbra, pero subió la persiana para que entrara la noche. De nuevo volvió a poner esa canción. Arrancó el viejo trasto, se sirvió una copa de vino y, frente al espacio en blanco, se dispuso a entrar en comunión con el teclado.


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