Es muy común que muchos empresarios contraten personas vinculadas a sus años de vieja amistad, o por ligaduras consanguíneas (hermanos, tíos, sobrinos, etc). Esto representa un gesto caritativo, que en algunos casos resultan de gran beneficio para la empresa, porque tales empleados traen consigo además de lealtad y gratitud, otras condiciones importantes para la eficiencia de la empresa.
Las empresas se fundan y prosperan, sobre la base del espíritu emprendedor de personas que no temen a los riesgos, y sobre la base de la experiencia que ellos traen. Esa experiencia a veces se traduce en adagios populares muy concretos y ciertos, como uno que escuché hace tiempo, que parafraseado diría más o menos así: "Los empleados ineficientes son el mejor aliado de nuestra competencia". ¿Cómo así?.
Así como el precio a pagar en una empresa por tener contratados genios de la administración, es el tener permanentes procesos tecnológicos y administrativos de primera en permanente renovación; pues resulta, que como decíamos al comienzo, existe la otra cara de la moneda, que son los ineficientes, y el precio que pagamos por ellos es muy alto, y vale la pena reconsiderar si existen realmente causas valederas de fondo como para tenerlos en la empresa (la única razón valedera que yo mismo he apreciado, es que tales ineficientes sean los soplones o sapos de la gerencia).
En un importante empresa que conozco, el empleado encargado de abrir la puerta en la mañana, siempre llega tarde, originando disgustos en los demás compañeros. Lo más insólito es que el dueño de la empresa, quien está al tanto de esa situación, y que lo permite con conocimiento de hechos (por supuesto, ese es su soplón), es Vicepresidente de la Cámara de empresas que agrupa su ramo económico (y con frecuencia es invitado a dictar charlas sobre eficiencia y productividad, acompañadas de acalorados aplausos). ¿Cómo llamar ese fenómeno?. ¿Ineficiencia elitesca?, y lo denomino así porque esos empleados (soplones) son mantenidos en empresas de importantes empresarios, que ocupan rangos Directivos importantes (la élite empresarial), y deja un sinsabor muy negativo el que con ese palmarés empresarial tenga que apoyarse en ineficientes soplones.
Lo otro que puedo agregar es que se trate de empleados que mantienen relaciones íntimas con el dueño, incluso, relaciones HOMOSEXUALES. Conocí un Office Boys que era el modelo del empleado ineficiente, a la vez que prepotente por su condición de preferido y defendido por el dueño de la empresa, simplemente porque era su querinovio, ¡así como lo oyen!.
Esos pecadillos ocultos no los mencionan los libros de administración. Ni se citan en las conferencias de Maestrías de Administración. Incluso en cursos de ética se hace Mutis a reconocer esa realidad, por supuesto, es muy probable que el expositor tenga "rabo de paja" como dicen en mi Maracaibo, es decir, incurre en esa misma falta (y quizás de manera peor y más bochornosa). Pero, quede claro que son harto comunes en la vida cotidiana, el conocer estos empleados que realmente son un costo improductivo para la empresa.
Una tercera razón, quizás más comprensible (pero igual injustificable porque representa costos), es la compasión. Es decir, tener empleados ineficientes porque se hicieron viejos en la empresa, y sin haberse actualizado tecnológicamente, no responden adecuadamente a los nuevos procesos tecnológicos, pero por lástima o hasta por respeto a sus años de servicio, no se prescinde del mismo. Quiero ejemplificar con una señora de servicio con 60 años de edad, cuyo trabajo era limpiar una oficina, pero al terminar su olor a sudor era tan fuerte, que posteriormente tenía que rehacer ese trabajo otra de las aseadoras, y la señora sexagenaria no era despedida por compasión, PERO el precio a pagar es el retrabajo y disgusto de la que repetía el trabajo, porque significaba desatender sus propias tareas para rehacer el trabajo mal realizado por la pobre señora de las 6 décadas.
El precio a pagar: los empleados que ven semejantes irregularidades, algunos se corrompen o se desmotivan, y otros sencillamente ponen su renuncia y buscan un mejor horizonte, quedando cada vez menos empleados productivos en dichas empresas, porque los que si podrían hacer bien el trabajo, o han renunciado, o los han despedido, por incluso tratar de hacer entrar en conciencia al Dueño de la empresa de lo irracional que es tener empleados ineficientes. Si hay entonces un alto precio a pagar por tener contratados a empleados ineficientes. ¿Puedes ahora entender por qué esos empleados ineficientes son los mejores aliados de nuestra competencia?.