23-F. Esa es la fecha elegida por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a partir de la cual el juez Baltasar Garzón quedará expulsado de la carrera judicial por 11 años, lo que, en la práctica, es acabar con su carrera judicial. Una fecha reivindicativa que tenían pendiente, sin duda, los golpistas que, en lugar de armas y tricornios, enarbolan ahora togas y sentencias. Las ideas, el aquí mando yo, el todos al suelo, siguen ahí, nunca se fueron. Ese día se escenificará este nuevo golpe Estado contra Estado (el de derecho), contra la democracia, la memoria, la justicia y, en fin, la decencia, ya en las últimas. El desequilibrio de la balanza como imagen de la justicia se plasma también en el plano económico. Las cifras cantan (por no llorar). Y la infamia ganará finalmente el 23-F, 31 años después, desde los despachos.