23 Octubre 1907. El milagro de Hortensia Olaechea Olaechea contado por su nieto Dr.Javier Valle Riestra

Por Joseantoniobenito

http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LROpinion01&td=23&tm=10&ta=2012   Octubre, mes de milagros

JAVIER VALLE – RIESTRA

"La Razón", Lima, 22.X.2012.

Soy aprista hace setenta años y católico por nacimiento y filiación; sin poses heterodoxas ni ortodoxas. Este mes de octubre me inspira relatar un hecho familiar acontecido en 1908 en casa de mis abuelos maternos, Max González Olaechea (1867 – 1946) y Hortensia Olaechea Olaechea (1871 – 1962).

Aquel año, se produjo en Lima una epidemia de parálisis infantil que lógicamente asoló el viejo barrio donde vivían no solo mis aludidos abuelos, sino, los expresidentes José Pardo y Barreda, en la Calle Santa Teresa y Augusto B. Leguía, en la de Pando.

Víctima de dicha parálisis, cayó mi madre, Hortensia González Olaechea, entonces de cuatro años. Era mi abuelo una eminencia de la medicina peruana, Decano varias veces de la Facultad, famoso por su ojo clínico y primer médico latinoamericano en ser nombrado Miembro de Honor de la American Academy of Medicine, en Nueva York.

Él y decenas de médicos habían dictaminado el caso patológico por desahuciado e incurable y mi madre durante meses caminó asistida por una aya, con bastones y aparatos ortopédicos. Estaba anulada.

La ciencia nada podía hacer; pero, el 23 de octubre de 1907, pasaba frente a nuestra casa la procesión del Señor de los Milagros. Las andas, fueron volteadas hacia nuestro balcón y saludaron a mi familia. Acabada la reunión nocturna, retirados los invitados de mucho pro, antes de replegarse para dormir, mi abuelo se dirigió a mi madre diciéndole: "A ver Hortensita, ven para acá"; mi abuela clamó diciendo que era un sarcasmo dirigirse a una inválida anulada en esa forma. Pero, sintiéndose aún los aromas del incienso, la niña empezó a caminar deshaciéndose de bastones y de aparatos ortopédicos. Ella misma se los quitó. Todos se quedaron atónitos.

Se decidió convocar inmediatamente una junta médica y concurrieron los más grandes especialistas de Lima. Dieron su veredicto: "Es un caso científicamente inexplicable, pero, por unanimidad la declaramos dada de alta". Mi abuela, se consagró a la devoción del Señor de los Milagros y fue electa presidenta vitalicia hasta su muerte en 1962.

Cien años después, el Congreso aprobó en 2007, por iniciativa aprista una ley –ya promulgada y publicada– que declaró al Señor de los Milagros como Patrono de la Espiritualidad Religiosa Católica de la República del Perú. Partió de un proyecto mío que lo declaraba Patrono de la Cristiandad y de la República; y otro del Poder Ejecutivo que declaraba al Señor de los Milagros Patrono del Perú. En el curso del debate buscamos la concordia, la fórmula aprobada obtuvo sesentiún votos.

Contribuyeron a su redacción dos protestantes respetabilísimos, Alda Lazo y Juan Perry. Por supuesto que en el Pleno algunos posaron de agnósticos y herejes sin éxito. Recordar que mi anteproyecto inicial señalaba al Señor de los Milagros como Protector de la Cristiandad, lo que comprende a católicos y no católicos, pero lo redujimos conceptualmente en el curso del debate para concordar con el sector evangélico del Parlamento.