vía www.zonaregalo.com
Me imagino que igual que vuestros hijos... Porque la rutina, agota. Los madrugones, matan. El calor, aplatana. Y ya son muchos meses de deberes, estudios, obligaciones...
Queremos vacaciones para dejar escapar al pavo. Para dejarle libre. Para que haga lo que quiera. Sin más preocupación que comer, dormir y divertirse.
Esas son las mejores vacaciones. Y si se pasan en la playa, en el monte o en cualquier lugar distinto al de todos los días, ¡la desconexión es aun mayor!
Comprendo que para todas las madres y padres que trabajéis por cuenta ajena, las vacaciones escolares son un infierno pues comienza la preocupación de cómo entretenerles, quién les cuida, cómo me organizo, son muchos días... Todas y cada una de estas dudas las he vivido en carne propia y sé que te generan mucha angustia e incertidumbre. Sin embargo, en mi caso, lo que más me pesaba era esa sensación de que mis hijos no tenían vacaciones. Que, al final y desde muy chiqutines, estaban "disfrutando" de una jornada laboral que a mí, a mis treinta y pocos, me pesaba enormemente. ¡Qué no les pesaría a ellos siendo bebés!
Seguro que todas y todos recordaréis vuestras vacaciones escolares. Para mí eran la bomba. Dos meses y pico sin tener que ir al cole y, mejor aún, ¡sin tener que madrugar! Adoraba las vacaciones que pasaba en la sierra con mis abuelos y en la playa con mis padres. Y así ocurría con cada uno de mis compañeros.
No existían los cursos de verano. En julio, el colegio estaba cerrado. Como la mayoría de los colegios de la época.
Ahora, el colegio que no abra en julio está condenado al fracaso. El colegio que no tenga preparado un curso de verano, o un campamento o algo, lo tendrá difícil para continuar con su labor. Porque esta vida de perro que llevamos la sufren, la comparten, nuestros hijos.
La evolución natural, el progreso, del ser humano nos ha llevado a ésto. A trabajar como locos para llevar una vida mejor. Pero, ¿llevamos realmente una vida mejor? O lo que es peor, ¿la llevan nuestros hijos?
En mi caso, llevo mal el no tener un suelo fijo como tenía cuando trabajaba por cuenta ajena. Ahora que trabajo por cuenta propia, que duda cabe, que mi economía se ha resentido pero, sin lugar a dudas, mis hijos han ganado en calidad de vida. Probablemente no tengamos una casa enorme. De hecho, es pequeña. Pero, ahora, a finales de junio y si todo los astros cuadran, saldremos para la playa y no volveremos a Madrid más que para cambiar ropa si cambiamos de destino.
Mis hijos podrán disfrutar de unas vacaciones tan largas como las de antes. Y sí, cuando llegue septiembre estaré deseando volver a la rutina porque no podré más con los niños y estaré agotada deseando perderles de vista. Y sí, tenemos la casa pequeña. Y sí, también es cierto que mi marido tiene un buen trabajo que nos permite "huir" desde ya y vivir cómodamente. Y sí, le dejamos sólo de Rodríguez durante todo un mes que se le hace larguísimo. Y sí, tenemos mucha suerte y doy gracias todos los días por ello.
Y vosotras, ¿cómo os organizáis en vacaciones con los niños? ¿De campamento o con los abuelos?