24. Los libros

Publicado el 22 abril 2021 por Cabronidas @CabronidasXXI

     Como que mañana será el Día del Libro, me uno a la entrada obvia. Aquí van algunas recomendaciones.

    Para los que nunca habéis amorrado el ocico a un libro pero sabéis cómo son, os recomiendo una lectura sencilla y asequible como es El libro gordo de Petete. Como ya es sabido, Petete fue un ilustre pingüino que practicó la docencia televisiva en apariciones de uno y dos minutos. Nadie, en tan breve espacio de tiempo, enseñó tanto. El total de sus eruditas enseñanzas fueron recopiladas en un tomo de incalculable valor. Si os decidís y es vuestra primera vez, sabed que los libros se leen de izquierda a derecha y el proceso es indoloro.

    A los que os van las prosas simples, lineales y poco creativas os sugiero la obra de Lucía Etxeberría. Da igual el libro que elijáis porque todos son un poderoso laxante y acabaréis sentados en el retrete con el careto desencajado. Si por el contrario tenéis cierta predisposición académica y ya os habéis leído el listín telefónico de cuando existía en formato físico, podéis empezar por el DRAE. Si resulta que no lo tenéis, entonces os leéis los prospectos de los medicamentos que tengáis en casa y así de paso miráis si alguno está caducado.

    Si lo tuyo son las grandes obras de la literatura universal, cuya riqueza narrativa en cada frase, en cada párrafo, en cada página, es una enseñanza inmortal a la humanidad, no puedes dejar pasar obras magnas tales como Kamasutra sin límites de Beatriz Trapote, Ambiciones y reflexiones de Belén Esteban, y Lo que me sale del bolo de Mercedes Milá. Tu vida ya nunca volverá a ser la misma.

    Pero si tú lo que quieres es una lectura sencilla, didáctica y aprender mientras lees, tu libro es Aprenda usted magia del esperpéntico maestro Juan Tamariz. Desde luego que no te convertirás en David Coperfield, pero a lo mejor hasta aprendes a tocar el violín. Y encima no acabarás en la taza con diarreas atroces.

    Y por último y más importante: el libro que nunca bajo ningún concepto debéis leer y ni siquiera abrir es el Necronomicón, del árabe chiflado Abdul Alhazred. Los últimos desaprensivos en leer el libro lo hicieron en el sótano de una desastrada cabaña ubicada en los bosques de Tennessee en 1981 y acabaron todos rematadamente jodidos. Más os vale leer un libro de recetas de cocina, La historia interminable aunque nunca sepáis cómo termina o el manual de la Termomix.