Este es el punto crítico: la calidad de nuestro discurso, la racionalidad de nuestra capacidad de reflexión. Si mis pensamientos, ideas, creencias, esquemas mentales, estereotipos, prejuicios, etc. son razonables y adaptativos, me van a proveer de una descripción de la realidad fidedigna. Esto me permitirá realizar una interpretación de mis circunstancias fiable, en función de las cuales actuaré y sentiré. Mis reacciones emocionales y/o psicológicas y/o físicas serán adaptativas y ajustadas a la realidad: Mejorarán mi calidad de vida. Eso no me convierte en infalible ni omnipotente. Podré equivocarme en mis elecciones, errar a la hora de tomar una decisión... pero yo no me estaré engañando, ni mi psique me estará saboteando. La calidad del diálogo habitual con nosotros mismos puede ser de rigidez o flexibilidad, calidez o distanciamiento, constructivo o nocivo.... Cuando es rígido, distorsionado, exagerado, salpicado de pensamientos irracionales..., puede limitar o deteriorar nuestra vida. Puede, de hecho, conducirnos a estados patológicos.
En función de lo que se diga a sí misma respecto al problema, asumirá su circunstancia de una manera adaptativa (entiendo yo que esta sería de una cierta preocupación, pero haciendo todo lo que esté en su mano por anticiparse a un trastorno real), empezará a amargarse la vida (solicitar repetidas citas médicas para tranquilizarse, interpretar sistemáticamente sensaciones corporales inocuas como un riesgo para su salud, más opiniones paramédicas, más nerviosismo, más temor), o directamente obsesionarse, interpretar su porvenir de manera catastrófica, y vivir solo temiendo lo peor (lo que igual podría derivar en un trastorno mental de tipo ansioso o depresivo).Este extravío no es inevitable. Podemos intentar modificar nuestro discurso interno. Podemos intentar detectar y modificar los pensamientos, ideas, creencias, esquemas mentales, estereotipos, prejuicios... que sean inadecuados. Rectificamos, así, las emociones que experimentamos (ansiedad, ira, tristeza, etc.) al sustituir los pensamientos inadecuados por otros alternativos, más positivos y realistas. Esto nos permitirá mantener un estado psicológico más favorable. Un estilo explicativo constructivo, razonable, lúcido,... nos hará progresar, crecer. Nos permitirá evolucionar como personas, ser lo más plenos posibles. En definitiva, estar en las mejores condiciones de alcanzar cierta plenitud (felicidad) y de soportar de forma consistente las adversidades de la vida (resiliencia). Así de claro lo tenía Buda: "“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos”