Erase alguna vez… en una galaxia muy, muy, pero que muy lejana vivía una despiadada raza de seres conocida cómo los locos Spaceballs….
Así comienza esta magnifica introducción al mas puro estilo de La guerra de las galaxias, la cual da comienzo a una de esas pequeñas joyas del cine que con el tiempo se ha convertido en todo un clásico del humor. Señoras, señores, ewoks, droides, wookies y humanos en general, me complace presentarles Spaceballs: La loca historia de las galaxias.
Una vez mas, el genuino director estadounidense Mel Brooks (El jovencito Frankenstein), en 1987 volvió a deleitar a sus fans con una de sus parodias. Ya lo hizo anteriormente con Frankenstein o 2001: Odisea en el Espacio, y La guerra de las galaxias no iba a ser menos.
La película comienza con el enlace de la Princesa Vespa (Daphne Zuniga), hija del rey de Druidia, con el Principe Valium (JM J.Bullock), enlace que nunca llega a producirse debido a la huida de la princesa en compañía de su androide Dot Matrix (Lorene Yamell), en protesta por su no deseado matrimonio concertado. Es en ese momento, cuándo el malvado Casco Oscuro (el grandísimo Rick Moranis) comienza una persecución tras la princesa para chantajear al Rey Roland (Dick Van Patten) y apoderarse así del oxigeno del planeta Druidia.
Mientras tanto, el intrépido Lone Starr (Bill Pullman) acompañado de su fiel amigo (mitad hombre, mitad perro), Vomito Barf (John Candy), viajan por la galaxia en su espectacular nave buscando la solución de saldar su deuda con el magnate del crimen Pizza El Hutt (Dom DeLuise). Habiendo abandonado casi toda esperanza reciben una llamada del Rey Roland, dispuesto a pagar, a aquel qué rescate a su hija, una enorme cantidad de cosmo-pavos.
Dígales que peinen el desierto ¿Me oye?, ¡Que peinen el desierto!
Sin pensarlo dos veces se ponen en camino hacía el rescate de la princesa Vespa y tras conseguirlo tendrán que huir de las fuerzas imperiosas del planeta Spaceballs, algo que no será fácil, pero en su camino conseguirán la ayuda del todopoderoso Yogurt (Mel Brooks), el guardián de una gran magia.
En resumen, un argumento que recuerda al mejor cine de Bollywood y sus casposas versiones, pero que en manos de un genio de la comedia da como resultado una película de lo mas entretenida dónde los gags son continuos unos tras otros, con multitud de referencias, homenajes y burlas, no sólo hacía La guerra de las galaxias, también a otros clásicos del cine cómo El puente sobre el río Kwai, Star Trek, El planeta de los Simios, Indiana Jones, Alien, incluso de ellos mismos, lo que la convierten en una de esas obras indispensables en nuestras videotecas.
Preparen la nave…para velocidad absurda.
La banda sonora corre a cargo John Morris, compositor fetiche del director Mel Brooks, cómo ya hiciera en El jovencito Frankenstein, Sillas de montar calientes o La loca historia del mundo, pero también de películas cómo Cluedo: El juego de la sospecha, de Jonathan Lynn y El hombre elefante de David Lynch.
Un trabajo bastante aceptable qué le da a la película un puntito mas de calidad con unos temas que a priori no casan con la temática, pero dentro de la película hace que se disfrute más si cabe, qué es el objetivo que debe cumplir cualquier banda sonora.
Cabe destacar también el apartado del excelente doblaje, dónde nos encontramos a actores de la talla del fallecido Rogelio Hernández (Paul Newman, Marlon Brando, Jack Nicholson…) dándole voz a Mel Brooks, Antonio García Moral (Kevin Spacey) a Rick Moranis, Luis Posada Mendoza (Christopher Lloyd, Alec Guinness…) al Rey Roland o al mismísimo Constantino Romero haciendo las veces de narrador y traductor.
Para concluir decir que aquellos que en su día tuvieran el valor de verla, seguro que a día de hoy no se arrepienten y hasta es posible que la hayan visto en repetidas ocasiones cómo es mi caso, y os invito a aquellos desconocedores de la misma que no tardéis en haceros con ella. Poneros cómodos en el sofá, si es en compañía de amigos mucho mejor y dejaos llevar para disfrutar de esta memorable película.
Que la suerte te acompañe.