25 años después

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Mariví, Melele, Valme, Olga, María José...

La gran puerta de acceso hacía esquina entre dos calles: una, la que daba dirección al lugar, Gonzalo de Bilbao, 7; de la otra no recuerdo el nombre, aunque Google Maps me lo diría ahora mismo, pero tampoco es importante [me apunta Paloma, que no pudo ir, que era la calle Arroyo, cómo olvidarla, por favor...] Han pasado ya 25 años desde que pusiéramos un pie por primera vez en aquella Facultad de Ciencias de la Información de Sevilla, a la que, al menos yo, acudía más sola que la una y muerta de miedo. Sola en una ciudad que no era la mía, sola porque no tenía allí ni familia ni amistades, sola en un centro en el que me formaría durante cinco años y en el que se acababan las excusas propias de la posadolescencia.

Toñi, Carmen, David Teruel, David García, Arancha, Paco, Helena...

No voy a contar qué sucedió en aquellos cinco años, tampoco lo que vino después, no creo que interese a nadie. Pero sí me quiero detener unas líneas en una foto, la que ilustra este texto, un breve instante 25 años después de aquel inicio.

¿Se imaginan agendar una cita para dentro de cinco años?

Olga, Vanesa, Fede, Leti, Vero, Chío, Andrés...

Muerta aún porque ya no tengo 20, me incorporo a mi día a día tras un fin de semana puentil de órdago en Sevilla. La excusa y razón para darme el salto no era otra otra que celebrar con mis compañeros y compañeras de facultad los 25 años del inicio de nuestros estudios universitarios. Por suerte las redes sociales nos han permitido saber más o menos los unos de los otros tras un encuentro anterior, pero esta ocasión era especial, llevábamos esperándola nada menos que cinco años: así lo decía el evento de Facebook que creamos entonces, no sé si en plan guasa o que de verdad estábamos en la clave en la que finalmente estuvimos.

Ague, Ana, Vicky, Darío, Nono, Guiomar, Óscar...

Pueden imaginar que las responsabilidades de muchos, familiares o laborales, facilitaban más un encuentro de día. Yo pensaba que había sido buena idea, así a las diez de la noche ya estaríamos de vuelta. Pero no, parece que no era suficiente, al menos para quienes estábamos exentos ese día de cualquier otra responsabilidad. Así que de pronto me vi envuelta en una dinámica como con 20, sin mirar un reloj, más allá de cuando los pies no me respondían, pensando en que tenemos que poner ya otra fecha.

Ricardo, Manolo, Antonio, Mamen, Pilar, Susana, Leo, yo...

Y con esa idea en la cabeza, de lanzarme al ordenata esta mañana, vi que alguien se me había adelantado. Ya tenemos fecha. Octubre de 2022. Quien no corre, vuela. Estoy pensando ya en la próxima.

Un placer, compañeros, ver cómo el tiempo nos ha tratado tan bien y mantenemos aún cosas de aquella etapa tan buena. Hasta pronto.

PD: y me faltó Berta, que montó toda la intendencia y no pudo estar desde el principio. Perdona, "canalla", la próxima paso lista desde el minuto uno 😉