Estoy desde el inicio y todas las lecciones han sido brutales.
Cada frase que sueltas en las lecciones es de alto nivel.
Mil gracias!
—G. A.
Empiezo con testimonio porque hay gente a la que nada le fastidia tanto como un buen testimonio.
Y limpiar la base de datos de copitos de nieve de vez en cuando es algo muy recomendable.
Mencionar el comunismo tiene el mismo efecto. Diría que eso son los dos temas estrella. Comunismo y testimonios.
Algo tienen los testimonios y el comunismo que depuran las bases de datos.
Lo de los testimonios lo entiendo.
Imagina. Pasar 30 años vendiendo y que nunca te hayan enviado un testimonio. Ahora voy yo y te digo que esta semana un tío me ha dicho:
Está semana cerré un contrato de 25.000€ con una reunión de poco más de diez minutos con un proceso de venta de 10 días. Salí con el contrato firmado. Siguiendo tus consejos lo llevé preparado y les pedí que lo firmarán. Sólo una visita previa.
—I. P.
Pues claro, lo mismo te revienta. Y entonces dices que me lo invento.
Pero claro, si tuvieras la seguridad de que me lo invento no me escribirías para decírmelo, te irías a la cama tranquilo y satisfecho por lo bien que lo haces.
Pero no.
Sientes la necesidad de compartirme tu currículum.
30 años. No sé cuánta gente con «30 años de experiencia» me escribe.
30 años dejando que pasen uno tras otro.
No formándote más allá de los cursillos gratuitos que a los que te obligó tu empresa.
Y claro, pasan 30 años y de repente te digo que:
Habiendo comprado tu mentoría, casualmente, hace unos días y disfrutando como un gorrino en una charca con cada lección, aprovecho para felicitarte por tu excelente trabajo que, casualmente, no es casual.
—D. P.
Y entonces claro, ¿qué vas a decir?, pero si de verdad fuera mentria, si estuvieras seguro, ¿me escribirías?
Cada semana una lección de ventas. Semana que estás fuera, lección que te pierdes.
En la mentoría de ventas.
Convencer a la gente que son víctimas de algo es increíblemente potente.
En un experimento pintaron unas cicatrices en las caras de unas mujeres y les dijeron que iban a mantener una entrevista de trabajo con alguien que no sabía nada del experimento.
Que el experimento, precisamente, consistía en evaluar cómo influían los defectos faciales en la valoración de una persona.
Antes de entrar en la entrevista, con la excusa de retocar un poco las cicatrices, se las borraban.
Vamos, que estas mujeres entraban en la entrevista pensando que tenían cicatrices cuando en realidad no las tenían.
Cuando las mujeres volvieron les preguntaron cómo se habían sentido.
Todas las mujeres reportaron un elevado nivel de discriminación.
Algunas incluso dijeron que el entrevistador había hecho comentarios sutiles acerca de las cicatrices.
Vamos, que dile a una persona suficientes veces que no puede, que está oprimida y que no tiene las mismas oportunidades que el resto… y se convertirá en realidad.
Cada semana una lección de ventas. Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto.
¿Cómo comprarla? Pues primero apúntate aquí y te digo:
Acepto la política de privacidadLa entrada 25.000 € disfrutando como un cochino se publicó primero en Luis Monge Malo.